Primera Rosa

34 8 1
                                    

Tenía 15 años, las clases tenían unos días de haber empezado cuando nos vimos por primera vez

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tenía 15 años, las clases tenían unos días de haber empezado cuando nos vimos por primera vez. Nuestra historia fue bastante cliché, él era uno de los tantos chicos nuevos que habían llegado ese año, su nombre era Anthony, Anthony Miller. Se sentaba junto a mi en clase de historia, a veces ni siquiera le prestábamos atención a la profesora Schmitch y nos quedábamos hablando y aguantándonos las carcajadas para no llamar mucho la atención, aunque al final, siempre lo hacíamos y nos enviaban a detención y en verdad, amaba esos momentos en donde nos sentábamos en el mismo lugar, a la misma hora y por la misma razón. Anthony parecía un buen chico, alto, tez pálida, cabello negro y sobre todas las cosas, la que mas amaba de él eran sus ojos negros, dicen que los ojos que mas te hipnotizan al verlos son los ojos claros, pero había algo en esos ojos, que al verlos me hacían sentir nerviosa, me hacían sonrojar, mientras que él, al ver cómo me ponía sonreía de a poco y giraba la cabeza hacia otro lado.

Con el paso de los meses me fui dando cuenta de que él me gustaba, tanto que —Sin pensarlo dos veces— Lo invité a salir. Él acepto y esa noche, esa noche fue el comienzo de algo que creí que iba a complementarme y termino destruyéndome.

Aquella noche, cuando me fue a buscar a mi casa, me regalo una flor, específicamente una rosa. Aquella noche él agarro mi mano por primera vez, fue en un cine, en la oscuridad y silencio de una sala de cine. Al salir del cine caminamos por media hora sin rumbo alguno. En ese momento pensé que lo nuestro, lo nuestro seria diferente, seria a nuestra forma y en cierto punto si, lo fue, y mientras en mi cabeza pasaban tantas cosas, él solo agarro mi otra mano, me miro a los ojos y me beso, ese es mi primer beso y por si te lo preguntas Zoey, no fue un beso de película, no estábamos solos en el centro comercial, no estábamos bajo miles de estrellas y digamos que esos aros con cebolla que Anthony comió en la sala de cine hizo que ese beso no fuera tan placentero como lo hubiese querido. Pero, ¿Sabes algo?, no cambiaria nada de lo que paso aquella noche.

Desde esa noche, Anthony Miller se convirtió en mi novio. Éramos ese tipo de pareja que no se separaba, siempre estábamos juntos y ni siquiera preguntes como hacíamos cuando íbamos al baño. Cada día nos besábamos al menos cinco veces, cada día el me veía, y cada día era perfecto a su lado. Hasta que llego la séptima y desgraciadamente última cita.

Cada semana desde la primera cita, él y yo salíamos a cualquier lugar, a pasar el rato juntos, cada semana contaba los días para que fuera sábado, contaba las horas y minutos de su ansiada llegada. Esa noche íbamos a comer en un restaurante no era nada lujoso, pero era mi restaurante favorito. Esa noche, al sentarnos en una mesa, sus ojos se abrieron como platos al ver a una chica que parecía haber visto antes. Era su novia, y yo, solo una tonta. Ella se le acerco y pregunto quien era yo, en ese momento él no tuvo una forma de explicar lo que estaba pasando.

— Descuida, solo... Yo... Soy nadie, lamento el malentendido — Dije para después, levantarme de la mesa usando toda mi fuerza de voluntad para no llorar en frente de todo el mundo. Me sentí tan estúpida, tan manipulable, sentí como mi corazón se rompió en ese instante.

— ¿Cómo te fue? — Preguntó mama al verme entrar a la casa. Pero sin darle respuesta corrí a encerrarme en mi habitación y llorar hasta quedarme sin lágrimas. Siempre pensé que, al llorar por cosas como esta, nuestro corazón se hace mas triste, frio y frágil, y aun después de esa horrible noche, aun tenia la esperanza de que, en algún lugar del mundo, estaría esa persona que me amara como a nadie.

Rosas CongeladasWhere stories live. Discover now