Era un lluvioso
día de abril.
Exactamente 20
de abril.
Nina miraba a través
de la ventana,
a través de las pequeñas gotas.
Su corazón latía
tan fuerte contra su pecho
que dolía.
Tenía una carta en su mano.
Sí, otra.
Con su nombre escrito
con letras temblorosas.
Dimitri.
Él era el causante de su dolor.
Pero también el de su alegría.
No iba a dejar de luchar
por su relación.
Él le había hecho daño,
pero ella sabía que él la amaba.
El autobús se detuvo,
con ese chirrido
tan característico.
Con sus pies descalzos
y su vestido rojo de aquel
tejido sedoso,
caminó por el pasillo
del autobús
y salió,
donde la fuerte lluvia,
al poco tiempo,
empapó todo su cuerpo.
Abrazó fuertemente
el sobre y corrió.
Corrió por la acera,
aunque el pavimento
hacia que sus pies dolieran.
Y llegó.
A aquel piso.
El piso de Dimitri.
Se refugió en el portal
y llamó a su piso;
162.
"¿Sí?"
Nina dio una palmada.
(era su lenguaje para que él
supiera que era ella).
"¿Ni-nina?"
Dio otra palmada.
Y la puerta emitió un chirrido.
Ella corrió escaleras arriba.
La puerta estaba abierta,
y en el umbral,
Dimitri sonreía
"Nina."
Dijo, abriendo sus brazos.
Ella lo abrazó,
y acto seguido le golpeó,
con una sonrisa
y negó con la cabeza.
Cogió la carta,
se la dio a Dimitri,
y desapareció,
pero no sin antes
dirigirle una mirada.
Dimitri,
confundido,
abrió la carta.
"Querido Dimitri;
como tú bien sabes,
soy amante de las tragedias.
Pero lo nuestro no podía terminar así.
Has sido mi primer amor,
y gracias.
Pero compréndelo,
me heriste.
Sólo necesito tiempo.
Me iré unos meses a otra ciudad,
a vivir con mi hermana,
pero volveré.
Te lo prometo.
Sé que no sería justo pedirte
que me esperes,
por eso no lo haré.
Pero quería que supieras
que volveré.
Que esto no es el final.
Y que volveré amándote
como ahora lo hago.
Necesito algo de tiempo
para perdonarte.
Sólo espero que
me esperes.
Pero no te juzgaría
si no lo hicieras.
Siempre tuya,
Nina."
Dimitri no pudo evitar
sentirse feliz,
pero triste.
Todo a la vez.
La esperaría.
Esto no era el final.
Esto era tan sólo el comienzo.
CITEȘTI
Strange Birds.
Ficțiune adolescențiElla llora, él ríe. Ella muere, cada día un poco más. Él vive, cada día como si fuera el último. Él, el chico de humo. Ella, la chica sin nombre.