— ¿La caja?

— Sí, eso fue lo que vi mientras iba al trabajo. Por eso estoy aquí.

— ¿Lo que viste?

— Visión remota, recuerda.

— ¿Cómo funciona tu poder?

— No es un poder —dijo como si la mención de la palabra le produjera arcadas—, es más una habilidad.

— ¿Entonces cómo funciona tu habilidad?

— No quiero hablar de eso —dice cortante.

— ¿Cuándo se van a atrever a hablarme directamente del tema? —se acercó más a Lisa, su dedo índice apuntaba directo y su rostro, su entrecejo fruncido dejaba más que claro que el tema le molestaba.

— Me preguntó cuando entrara en esa cabeza que las cosas se hacen cuando yo diga —dijo dando golpes en su frente con su dedo—, el problema es que tú crees que esto solo tiene que ver con nosotras tres y las cosas no son de esa manera querida, esto va más allá de lo que te imaginas. Mientras menos sepas mejor será para ti. Cuando digo no es no y tú lo sabes, ahora toma los aretes, sal de mi habitación y no vuelvas a intentar entrar ¿Entendido?

Con el rabo entre las piernas Lisa salió con rapidez de aquella habitación. Pese a que la habían descubierto, sentía que su misión no había sido del todo fallida. Había aprendido un par de cosas de Miriam. Primero tenía que tener cuidado con lo que hacía, debía de comprender que Miriam podía estar observando sus pasos, ella no sabía cómo funcionaba la visión remota, debía conseguir mas información con Andrés. Segundo, la caja debía de tener algo importante, porque de lo contrario Miriam no hubiese tomado la molestia de regresar para impedir que ella descubriera lo que había dentro.

Si su madre no quería ayudarla a manejar aquello, otra persona debía de hacerlo. Solo tenía una opción, debía de intentar confiar en él en ese sentido. Hasta el momento se ha mostrado como un buen amigo, alguien que ha estado allí. Además, no había nadie más a quien acudir. Esas sencillas razones fueron la que la motivaron para contactar a Andrés.

Llegó al parque del centro a las tres y cuarto. El sitio era inmenso, de una esquina a otra parecían dos lugares totalmente diferentes, se sentó en uno de los bancos del lado derecho del parque, donde los árboles eran más tupidos y casi no iban personas. Las familias, los niños y por lo general la mayoría de las personas de la ciudad, se sentaban cerca del área de juegos infantiles donde estaban además algunos cafés. Del lado derecho, no había nada salvo bancos, estatuas y árboles con grandes troncos. Solían verse algunos hombres leyendo periódicos con cigarrillos en las manos, jóvenes que se pasaba el día holgazaneando. Allí el ambiente era más hostil y el aire estaba cargado de tensión. Era el lugar perfecto para mantener una conversación en secreto con alguien.

— Luces fatal —dijo el tomando asiento junto a ella en la banca.

— Estoy bien, no te preocupes.

— Me preocupo —dijo más para si—. Hoy tuve que esconderme.

— ¿De qué hablas? —preguntó sorprendida—. ¿Te han hecho algo hoy?

— No, quisieron, pero no lo lograron —guardó silencio unos segundos—. Lo que me sorprende es que me están atacando, no es un comportamiento propio de unos Ashford.

— ¿Quiénes son los Ashford? —preguntó cansada de escuchar hablar de esta gente sin saber nada de ellos.

— ¿No sabes quienes son los Ashford? —preguntó conmocionado, negó, él se pasó ambas manos por el rostro—. Esto es peor de lo que pensé.

Pottens I: El Secreto de los Clanes (Pausada)Where stories live. Discover now