XXXII

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(Narrado)

Los nervios de apoderaban cada vez más del rubio a medida que se acercaba a la casa de Ariana.

Era tarde ya, el cielo estaba completamente oscuro y la luna estaba en su punto máximo mientras alumbraba su camino como una lámpara natural.

Sonrió levemente mientras tomaba entre sus manos aquel cofre con en collar en él.

Cuando vió a Ariana por primera vez en la fiesta de Elizabeth, le pareció una chica especial... Alguien diferente.

No entendía porqué, pero por alguna razón su mirada tenía ese “algo” que no podía explicar, simplemente le encantaba, era como si sostuviera la luz de luna entre sus manos.

Por eso, cuando fue a aquella joyería y sus ojos se posaron sobre aquel collar supo de inmediato que era el indicado para ella, sencillamente perfecto...

Tras caminar un poco más dió con el hogar de la castaña. ¿Como lo sabía? Era sencillo, había visto algunas veces que ella salía de ahí, sin contar que fuera de la casa, en el patio delantero, muchos se encontraban besándose sin importarle que estaban en un lugar público.

No dudó en reír levemente y negar con la cabeza de manera divertida para luego caminar hacia la puerta.

Ésta estaba abierta, por lo que no hizo falta que él tocara para poder entrar, sólo se camufló entre la multitud mientras buscaba con la mirada a Ariana.

Fue entonces cuando la vió.

Estaba en medio de la gente, bailando de manera animada junto con Ryan.

Aquello hizo que su corazón se encogiera por un momento mientras veía a la castaña bailar de una manera muy sensual junto a su ex-mejor amigo.

Si ya de por sí estaba celoso, ahora se sentía un completo idiota por ir a verla cuando sabía que era casi un hecho que se encontraría con él.

Aún así no podía dejar de ver aquella escena, a ella en particular e ignorando la situación en la que estaba no podía dejar de admirarla.

Su cabello castaño iba suelto de manera ligera con algunas ondas que cubrían las puntas y se deslizaban por su cintura hasta llegar a su espalda baja.

Se veía hermosa.

Miró embobado a la castaña por unos, se veía diferente a la Ariana que había conocido... No sólo por la ropa que llevaba puesta, que de por sí era un poco más llamativa a la que solía usar, si no por la actitud que estaba mostrando que era diferente a la que tenía desde la última vez que la había encontrado en una fiesta. Ahora parecía darle igual la manera en que otras personas la vieran o que el concepto que tenian sobre ella estuviera cayendo de manera, casi, drástica.

Suspiró con tristeza mientras negaba levemente.

¿Por qué estaba actuando de esa manera? ¿Por qué no era la misma de antes? ¿A caso todo había sido un simple espejismo? ¿Una pantalla de humo que en realidad jamás existió?

Se negaba a creer que eso fuera cierto, porque algo n su interior le decía que no se había equivocado con ella...

Con un poco de tristeza y enfado observó cómo la castaña le susurró algo al moreno antes de alejarse entre la multitud, fijó su vista en   su ex-mejor amigo y no parecía muy contento con el hecho de que Ariana lo haya dejado, parecía frustrado, aquello le resultó divertido.

Sin pensarlo mucho decidió ir en busca de la castaña mientras caminaba por la misma dirección en la que la había visto desaparecer.

—Justin...— una voz femenina llamó a sus espaldas, sabía de quién se trataba, aunque en realidad era extraño que estuviera en lo cierto, dadas las circunstancias en las que se encontraba.

Giró sobre su sitio chocandose con la dueña de dicha voz, llevaba un vestido blanco ceñido al cuerpo con un escote pronunciado que dejaba ver sus pequeños pechos y un sexy lunar que resaltaba en el centro. Sin embargo había un pequeño detalle en particular que resaltaba más que su vestuario, eran las manchas rojas sobre el mismo y hasta su propio cuerpo. Lo que también estaba presente en las otras chicas que la acompañaban.

—¿Selena? ¿Qué haces aquí? ¿Ariana te ha invitado?— murmuró algo desconcertado. Luego de que de enterara de qu ambas habían discutido, creyó que seguían peleadas, lo que menos esperaba era encontrarse con ella ahí.

—Pues...— bajó la mirada algo nerviosa mientras movía sus pies tratando de encontrar una respuesta.

Una de las chicas presentes, la rubia para ser precisos, se acercó hasta ella y le susurró algo a lo que la morena asintió y volvió a levantar la mirada.

—Ariana... Yo sólo quería arreglar las cosas— empezó a sollozar descontroladamente. ¿Como podía pasar? Sí hasta hace poco ella estaba tranquila y ahora estaba llorando sin parar.

—¿Qué pasó?— se acercó a ella. La morena echó una mirada rápida a sus amigas quienes dirigieron su mirada al rubio para luego salir del lugar.

—Fue muy grosera, me... me dijo cosas muy feas y me humilló en frente de todos— se abrazó a él mientras las lágrimas descendían por sus mejillas como si no hubiese un mañana.

Justin no podía creer lo que ella le decía, debía escuchar eso de la propia Ariana, ya que ella no era así, lo más probable es que hay sido Elizabeth, pero Ariana no.

—Tranquilizate, Selena, ve a cambiarte, iré a buscar a Ariana— trató de alejarse de ella pero su agarre le hizo imposible la huída.

—No me dejes, Justin, por favor, no tengo quien me lleve a casa y Taylor ya se fue, no puedo pedirle que vuelva— dijo entre lágrimas provocando que sienta algo de culpa por dudar de su palabra, eso no podía ser actuado, ¿O sí? Aún así debía tratarse de un error o eso creía.

Suspiró pesadamente, llevó sus manos hasta donde sus brazos y trató de alejarlos de su cuerpo con cuidado para luego mirar sus ojos fijamente.

—Llamaré a un taxi para que te lleve, yo no puedo hacerlo, de verdad lo siento...— esbozó una sonrisa y secó sus lágrimas con cuidado para luego tomar su teléfono y pedir un taxi en una de sus apps confiables.

—Pero...—

—Entiende que no puedo, desearía hacerlo, pero ese asunto escapa de mis manos— bufó con frustración para luego buscar su billetera en el bolsillo trasero de su pantalón. Sacó algunos billetes y le extendió a la morena— Para que pagues el taxi, puedes quedarte con el cambio— le dedicó una última mirada en lo que ella tomaba el dinero entre sus manos, para luego alejarse de aquel lugar y encaminarse hasta donde la castaña se encontraba.

Tras caminar un poco más hallar alguna señal de ella suspiró con resignación.

Selena lo había retenido mucho.

Salió al jardín trasero con la esperanza de respirar un poco y pensar algunas cosas. Realmente necesitaba tranquilizarse.

Fue entonces cuando sus ojos se posaron sobre una cabellera castaña que estaba en el césped, como si aquella chica estuviera dormida o algo así se acercó con cuidado procurando no hacer mucho ruido para que ella descubierta que estaba ahí.

Con cuidado se recostó junto a ella para luego dirirgir su mirada al cielo, justo a donde ella estaba mirando.

—¿En qué piensas?— murmuró sin pensar mientras se dedicaba a observar las estrellas y con ella, las posibilidades de tener un futuro con su “Moonlight”.

Crush ↬J.B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora