Una hora más tarde, todos se estaban abrazando para ir a dormir, Louis abrazó lo más rápido posible a todos para evitar toparse con Harry y no abrazarle, y cuando iba a subir las escaleras, el ojiverde apareció afirmado en la pared del pasillo que quedaba junto a la escalera. Louis le miró dudativo y espero a que el ojiverde iniciara la 'charla'.

—¿Ya te vas a la cama? –Peguntó el chico sureño, mientras bebía de la taza que tenía en su mano—

—Sí, todos ya se marchan. –Louis le contestó, rápido, no tenía mucho que decir—

—Todos no, yo aún no me voy. –decía Harry, inclinando una sonrisa en su rostro hacia un lado de la cara. Louis como siempre, no esperó que Harry le dijera aquello—

—¿Y, qué quieres que haga? –soltó de pronto el ojiazul. No realmente Harry, NO esperaba que Louis le contestara aquello, porque de pronto en su cabeza se formaron montones de respuestas posibles que Louis si las oyera probablemente lo abofetearía y mataría sin pensarlo dos veces—

—Quiero que me acompañes a tomar un segundo café. –Fue lo que Harry contestó, sano, sin vacilaciones y preciso. Louis enarcó una de sus cejas—

—¿A estas horas?, ¿No madrugas tú mañana? –Le respondió Louis y Harry negó con su rostro—

—Mañana nadie trabajará porque llegará la mamá de Jade, Cler y Jackson, le haremos una bienvenida, así que... hay que preparar todo. –Harry bebió el último sorbo de su café para luego apuntar sus punzantes ojos sobre su primo Louis—

—Prefiero ir a dormir, estoy cansado. –pronunció el ojiazul mientras se miraba sus manos. Harry sonrió, el esperaba una respuesta así de su primo—

—No te tomará más de diez minutos, y prometo ser un caballero. –Louis alzó su vista, y miró el rostro divertido de su primo, también le miro los hoyuelos malditos que se le formaban y maldijo hacía sí— Vamos... –insistió acercándose un poco más y Louis retrocedió un poco—

—De acuerdo, está bien, diez minutos y luego adiós. –sentenció—

—¡Bien, bien! Vamos entonces... –invitó Harry, empujando su rostro hacia la puerta de salida de la casona—

—¿Qué? –Le preguntó Louis— la cocina está del lado izquierdo de este pasillo.

—¿Y quien dijo que yo quiero beber mi última taza de café nocturna en la cocina? –Harry estaba jugando sucio, pensó Louis, pero luego tomo aire, debía calmarse, era la oportunidad de arreglar las cosas con su primo, y calmar de una vez por todas, los malos entendidos—

—Bien, espero que no sea en medio del bosque y etcétera. –rodeaba sus azules ojos— ¿Vamos entonces?

—Sí, si, vamos entonces. –Respondió Harry para salir detrás del ojiazul—

Cuando salieron de la casona el cielo estaba oscuro, ¡Claro! Eran ya las once de la noche, a esa hora nadie del sur estaba despierto. Louis observó como Harry desataba su caballo que estaba amarrado a unos pequeños postes, y se montaba en él, dentro de la oscuridad y brillo de la noche, observó el hermoso rostro lechoso de su primo y la mano que se estiraba para invitarle a subir al caballo.

Louis dudó, podía terminar esta ridiculez ahora, entrar a la casona e irse a dormir mañana sería otro día, mañana se despediría de todos y diría que surgió un entretiempo y que debía volver a Londres.

Pero de ser así, no abría historia que contar.

Louis con una sonrisa inocente y real se subió detrás de su primo, y le abrazó por la cintura. La sonrisa no se fugaba de ninguno de los rostros presentes, incluso hasta cobre estaba muy feliz, rechinó y partió de allí hacia la dirección que Harry le iba indicando.

Summer in Tennesse  «l.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora