los músicos ( parte 3)

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Cepeda


Cuando llegué a aquel restaurante quería matar a mis amigos. ¿Qué imagen se habría se llevado de mi aquella chica que sin ni siquiera conocerme lo primero había sabido de mí, es aquel bochornoso momento de la voz en el que los nervios me hicieron hablar sin pensar?

El resto de la cena, había optado por no hablar con ella me daba vergüenza por si se pensaba que era un gañan. Ana me había dicho que era muy guapa, y lo era, pero además de su belleza física, tenía un brillo que hipnotizaba, te hacía mirarla fijamente y centrar en ella toda tu atención. Podría hablar del color de su pasta de dientes y la escucharía con la misma atención que si estuviese contando la más interesante de las historias. La verdad tenía curiosidad por saber algo más de ella, pero para eso necesitaba un par de roncolas encima solo así era capaz de vencer a la timidez.


Aitana


Después dividir la cuenta en partes iguales entre los cinco, nos levantamos y fuimos directos al karaoke. Yo aún no conocía las calles por las que caminábamos, así que aunque quisiera, nunca sabría volver sola a cantar allí.


El primero en cantar fue Roi, era el mas desinhibido de todos, y su primera elección fue arriesgada, Brian Adams. Cuando dijo lo que iba a cantar me dio la risa y pensé, pobrecillo nos va a destrozar los oídos. Pero para mi sorpresa lo hizo bien, muy bien. La siguiente en cantar fue Miriam, ella era una loca de Pink, y nos cargó las pilas a todos con una maravillosa versión. La verdad es que el apodo de Músicos, que yo le había puesto de broma, se lo habían ganado solo con aquellas dos actuaciones. Ana se hizo más la remolona, de camino al karaoke estaba muy decidida a cantar algo, pero después de cada una de las actuaciones de sus amigos su motivación bajaba más y más. Al acabar de cantar Miriam posó el micrófono sobre mis piernas diciéndome:


- Queremos ver si puedes formar parte de este grupo o no, ¡ la prueba de fuego! elige una- mientras me lanzaba el libreto de las canciones, a mi cantar me gustaba mucho, pero en público no, alguna vez me había animado a cantar delante de mis tíos y primos pero más que eso, nunca. Así que llena de vergüenza me puse a buscar entre canciones de toda la vida como Delillah, Al partir un beso y una flor, Dime... una que refejase mejor mi estilo y a una persona de mi edad, entre ellas encontré una de Adele, me encantaba Adele, así que mis piernas empezaron a caminar para no darle tiempo a mi cerebro a arrepentirse, a que ese arranque de valentía se esfumase.


Lancé las primeras notas musicales y todo el grupo me miró con asombro, para luego pasar a mirarse unos a otros, intentando ver si eran los únicos impresionados o el resto estaban igual.

Cepeda


No sé si el alcohol empezaba a hacer efecto, o si realmente teníamos a una estrella a unos metros de nosotros. Aquella chica era luz, magia, era increíble ver la dulzura con la que las notas acariciaban sus cuerdas vocales para salir proyectadas con la suavidad con la que te acaricia la brisa marina en una tarde de playa y te golpeaban el corazón. No sé cuando acabó de cantar me quedé absorto por completo mirándola, esa sonrisa, su pelo, su perfil, su naricilla, sus ojos de color indeterminado, sus labios, su figura. Al acabar de cantar escondió su cara entre sus manitas, para que no viésemos lo roja que estaba y a mí me pareció la mujer más guapa que había conocido nunca. Roi se giró hacia mí, e hizo un gesto como si tratase de limpiarme la baba, no entendía muy bien porque habría hecho eso ¿cómo se me veía desde fuera? intenté recuperar la compostura

Aitana


Todos empezaron a aplaudir como si la misma Sia acabase de acabar de cantar la mas apoteósica de sus canciones, me dio tanta vergüenza que casi me caigo del escenario al bajar, si no lo hice fue porque Cepeda lo evitó con unos reflejos verdaderamente envidiables.


- ¿Estás bien?
- Si, si gracias, perdón- Ana me cogió el micrófono de las manos y se lo dio a Cepeda antes de que a alguno se le ocurriese pasárselo a ella.

- Te toca cantar a ti
- Ana, ya sabes que yo no canto, cuento. Dijo mientras le guiñaba el ojo- El comenzó a cantar una canción de India Martínez, me sorprendió bastante esa elección me había dado la sensación de ser otro tipo de chico, pero la verdad es que era una gozada escucharle. De todos él era con diferencia el que mas transmitía, le iba a tener que dar la razón, contaba, y como contaba. La canción se llamaba 90 minutos, y los hubiese estado escuchándole sin necesitar casi ni parpadear. Roi me sacó del trance en el que la voz de Luis me había metido, ya que de repente encendió el mechero y nos gritó a todos para que encendiésemos las linternas de los móviles como si estuviésemos ante la más emocionante de las canciones de un concierto. A Cepeda ese gesto de sus amigos le provocó una sonora carcajada que hizo que se liase las siguientes frases de la canción y acabase cambiando la letra.

Casi no le había dado tiempo a bajar del pequeño escenario de aquel lugar y yo ya estaba a su lado con la mano levantada para que él la chocase con la suya.

- Lo has hecho muy bien crack

- ¿Crack? ¿enserio?- se volvió a reír y el rojo de mis mejillas volvió a aparecer.

- ¡Chicos! ¡ vamos a bailar! Porfa me muero de ganas

Todos salimos de allí, yo sabía que Ana era la única que no había cantado pero como ninguno de sus amigos dijo nada, yo tampoco lo hice. Simplemente me limité a seguirlos por las enredadas calles del centro de Madrid.

Las posibles vidas (AITEDA)Where stories live. Discover now