Lucy no sabía que entre lo que no le habían contado y no recordaba había una persona más importante de lo que podría llegar a recordar, alguien de quien los de su alrededor no han mostrado interés en recordarlo,alguien que volverá a ponerse en s...
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Voy de vuelta a mi casa, se ha echo un poco tarde. Llevo desde que salí del parque sintiendo el rumor de una moto seguirme por eso tengo marcado el número de emergencias, quizás lo necesite. Aún no me he atrevido a girarme, pero justo una esquina antes de llegar a mi casa me giro y entonces lo veo, Daniel Oviedo.
El hermano de Jesús Oviedo, mi mejor amigo, nunca he podido ir a su casa por culpa de Daniel, Jesús siempre teme a que monte uno de sus miles de numeritos por eso cuando nos toca hacer trabajos tenemos que quedar en mi casa o en la biblioteca. Según me ha contado numerosas veces Jesús él no era antes así, era un chico encantador y es verdad, Daniel y yo antes teníamos varias clases en común, los profesores estaban encantados con él pero un día cambió fue dejando de ir hasta que ya nadie sabía de él solo por lo que Jesús contaba. Siempre me ha dicho que trate de mantenerme alejada de Dani y sé que lo que trata es de protegerme.
Me paro y disimulo con el móvil esperando a que pase de largo, pero no es así, aparca la moto a mis pies y enciende un cigarro.
-Cuando quieras puedes dejar de hacer la subnormal con el móvil y entrar en la casa.-Me mira mientras señala la calle arriba.
-¿Que quieres?.-Pregunto escueta.
-Quiero que entres en casa, es tarde y no creo que a tus padres les gustase que te pasara algo.-Le da una calada a su cigarro y me echa el humo en la cara.
-No eres nadie para darme órdenes. -Le doy un toque con el dedo en el hombro.
-Escuchame atentamente.-Agarra mi brazo y me deja inmovilizada completamente. Sus ojos se clavan en los míos intensamente y por un momento me temo lo peor.-Hay dos hombre uno al final de la calle y otro en el callejón de al lado, te han seguido con una furgoneta hasta que te he comenzado a seguir, están esperando a que yo me largue y que te quedes sola para cogerte y meterte en esa furgoneta para hacerte de todo y cuando digo de todo es de todo.-Se separa de mi y tira el cigarrillo al suelo para pisarlo. Miro hacia los lados y efectivamente ahí están.-No te sientas especial,esto lo hago por que se lo importante que eres para Jesús y si se entera que yo he dejado que te pase algo me va a odiar de por vida y no es que me importe por que no me importa pero me sirve tenerlo de mi lado en algunas ocasiones.-Me guiña el ojo y arranca la moto. Ando con paso rápido y decidido hasta el portal donde entro y echo la cancela.
-Gracias Dani.-Este asiente con la cabeza y se marcha dejando de tras de si un fino hilo de humo.
-Jovencita ¿Que horas son estas para llegar?.-La voz de mi madre me pilla por sorpresa en la cocina.-Mañana tienes clases.
-Lo siento mamá, no volverá a ocurrir.-Me disculpo antes de subir a mi habitación.
-Lucy ten cuidado que no te vea tu padre, se supone que estás mala y llevas toda la tarde en tu habitación. -Me avisa y subo las escaleras con cuidado de no hacer ruido.
Papá y yo estamos en un punto en el que no somos capaces de hablarnos sin levantar el tono de voz. Según él debería de estar en casa estudiando, siempre he sido algo rebelde y ahora con el tiempo algo más y hago lo que me da la gana sin importarme su opinión, llevo los buenos genes de mi abuela según él que tampoco a tenido buena relación nunca con mi abuela y su suegra. A sus padres jamás los conocí, murieron meses antes de nacer yo, creo que por eso su gran odio hacia mí.
(...)
-Doña empollona llegando tarde, que sorpresa.-Bromea Jesús apoyado en mi taquilla.
-Ayer me recogí tarde y no he escuchado ni la alarma sonar.-Me quejo saliendo del instituto.
-¿Y a que se debe que te recogieras tarde?-Pregunta mientras se apresuramos nuestro paso.
-Ana y sus dramas.-Le respondo antes de que una moto pase a toda hostia por delante nuestra.-Deberías lanzarte ya.-Le aconsejo en un murmuro.
-Lo he intentado pero no soy capaz, habla tú con ella y dile que se lance.-Me pide poniendo pucheros.
-Ya lo he echo, unas quince veces. -Ruedo los ojos. Son gilipollas.-Queda con ella esta tarde.
Antes de doblar la calle diviso a Dani a lo lejos. Por un momento se me pasa por la cabeza la idea de acercarme a él y volverle a dar las gracias por lo de ayer pero continúo mi camino, sería una subnormal si me acercase, ya se las di ayer.
-Vale, si pasa algo te llamo cuando llegue a casa.-Ilusionado coge la calle contraria. Nos despedimos a gritos como de costumbre y la misma señora de siempre sale para mandarme a callar.
-¿No os podéis despedir como personas normales?.-La voz ronca de Dani me pilla por sorpresa.
-¿Tienes tú algún problema con la forma en la que me despido de tú hermano?.-Cuestiono parandome en mitad de la carretera. Este niega con la cabeza.
-¿No le habrás contado lo de anoche a nadie no?.-Sujeta delicadamente mi brazo. Siempre me lo he imaginado más bruto, no es que siempre esté imaginandomelo pero alguna que otra vez.
Y también te lo has imaginado desnudo empotrandote contra la cama, no quieras ir de santa.
-Así que te preocupa que haya podido decir algo.-Me rio zafandome de su agarre.-Pues va a ser que se me ha ido un poco la lengua.-Ando moviendo ligeramente las caderas mientras aguanto la risa.
No le he dicho ni una palabra de lo de anoche a nadie, no todavía, por que pienso contarselo a las chicas.
-Más te vale que nadie se entere por que si no la proxima vez dejaré que te cojan.-Me amenaza antes de coger y dar media vuelta.
-No me das ningún miedo Oviedo. -Alzo la voz y le saco el dedo corazón cuando me mira.
(...)
¡Hola hola!
Lo he pensado mjor y creo que a partir de hoy los días de subida serán los miércoles.
