La llegada

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Cuando pensaba en irme de Cataluña para vivir una experiencia nueva en otra ciudad. El último lugar que se me pasaba por la mente era Madrid... pero el destino una vez mas había decidido por mí, y aquí estaba bajando del tren en atocha con un sueño, mucho miedo y una maleta llena de ilusión que pesaba más de lo que me hubiese gustado.

El año pasado había acabado la carrera y tras algún que otro trabajo mal pagado en diferentes estudios de Barcelona, me decidí a empaquetar mis cosas y probar suerte sin limitaciones geográficas. Y así había acabado aquí, diciéndole adiós al mar para decirle hola a la ciudad que según dicen, está en el centro de todo.

Arrastré como pude la tremenda maleta que llevaba y busqué en google maps, la entrada de metro más cercana, había estudiado la ruta de la estación de tren hasta el hotel que había reservado para los primeros días. Mi idea era venirme un par de semanas antes de empezar en el trabajo, para buscar piso y aclimatarme a la temperatura volcánica de mi nueva ciudad en pleno Agosto. Pero no, no pudo ser, me habían llamado de la empresa para empezar 15 días antes de lo previsto.

Llegué al hotel y escribí a mis padres, sabía que estarían preocupados. Yo ya tenía 23 años, pero por alguna razón ellos parecían no darse cuenta de este pequeño detalle, seguían pensando que era una niña a la que tenían que proteger. A mí en el fondo y aunque me cueste mucho reconocerlo en voz alta, esta sobreprotección me encanta, porque con ellos me siento en casa y a salvo en cualquier lugar y circunstancia.

Me interrogaron, que si estaba nerviosa, si ya sabía dónde quedaba exactamente mi nuevo trabajo, si me gustaba el hotel y me repitieron unas como mínimo diez veces, que si necesitaba algo les llamase y que si no estaba cómoda por cualquier razón volviese a casa sin dudarlo. Tenía la tranquilidad que te da saber que tienes una familia que hagas lo que hagas siempre te apoyará, y así entre llamadas, risas, miedos confesados, ilusión y ganas de disfrutar de esta nueva aventura, me dejé caer en los brazos de Morfeo que me arrulló hasta cinco minutos antes de la hora prevista para despertarme, aproveché ese tiempo extra que mi sueño me había regalado para ver instagram y escribir unos cuantos whatsapp antes de arrastrarme a la ducha aún con los ojos pegados por las legañas de una noche llena de sueños que ya había olvidado por completo.

Las posibles vidas (AITEDA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin