IX

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"No puedes escapar, intentalo y verás".

Era lo único que pasaba por mi mente mientras corría en esa oscuridad, llegué al kilómetro 15 y toqué muy duro la puerta de Jorge y a gritos llorando le suplicaba que abriera.

— ¿Qué te pasa Bárbara? ¿Por qué lloras?

— Un demonio, ¡un demonio! ¡Marie, demonio de Marie! — Casi no podía hablar, la lengua se me trababa mucho del susto que tenía y del cansancio, había corrido 15 kilómetros ¿Cómo era posible eso? No sentí ni el tiempo que transcurrí corriendo.

— Tranquilizate por favor, ven pasa.

Entré a la casa y no paraba de llorar, no sabía qué hacer me sentía atrapada, encarcelada, quería irme con mis padres, pero me daba miedo entrar a mi casa de nuevo, así sea a sacar sólo las cosas.

— ¿Qué te pasó? — Se sienta Jorge a mi lado en el sofá.

— Vi cosas horribles, escuché cosas horribles, no quiero volver a esa casa. — Agarro fuertemente de los brazos a Jorge.

— Pero qué viste ¿la viste a ella?

Asenté con la cabeza mientras seguía llorando.

Jorge se queda por un momento viéndome, y se para de inmediato del sofá, empieza a temblar y su rostro palidece...

— ¡Alejate! ¡Vete! ¡Largo de aquí!

— ¿Qué? ¿Qué te sucede? — Parecía como en un trance.

— ¡Lárgate de aquí Marie! ¡Estás muerta! ¡No es posible! ¡Estás muerta!

No entiendo que pasa y Jorge sale corriendo y trae un cuchillo.

— ¡Que te largues dije! ¡No eres bienvenida!

— ¿A qué temes, eh Jorge? ¿A que te mate como hiciste conmigo? ¡Es hora de mi venganza!

Desperté en el piso del granero de jorge, estaba ahí entre la paja y tenía sus intestinos por fuera, estaba partido a la mitad y cerca a él había un hacha con sangre, mis manos estaban untadas de sangre y mi boca también, tenía algunos rasguños y no sabía que había pasado, Jorge estaba muerto... Yo lo había matado.

Salí corriendo y llorando de ahí, no sabía qué decir o qué hacer cuando se dieran cuenta del homicidio, estaba desesperada; llegué a mi casa y ya no me sentía tan asustada, entré al baño y me limpié la sangre, esa ropa ensangrentada la guardé en el cofre del ático y decidí coger el diario y leerlo...

" ¿suicidio u homicidio? ¿Tú que piensas Bárbara? Jorge quiso matarnos, a ambas, conmigo pudo, contigo no, estoy dentro de ti. ¿En verdad creías que había opción si terminabas de leer el diario? ¡Ja! ¡Estas páginas están malditas todas! Espero hayas disfrutado el juego".

Estaba poseída, por eso no había recordado nada anoche, nunca tuve oportunidad, desde que empecé a leerlo quedé atrapada, todo este maldito tiempo fui parte de estas letras, un juguete para venganza.

Bajé a la sala y llamé a Leo.

— Tengo algo importante qué decirte.

— ¿Volverás al trabajo?

— No, escuchame, no sé cuanto tiempo esté consciente...

— ¿De qué hablas?

— Leo, estoy poseída por un demonio, trae algún sacerdote para que me ayude por favor...

— Es muy temprano para las bromas.

— ¿Bárbara? ¿Aló?

— ¿Bárbara? ¡Responde!

Desperté en el baño y sentía un fuerte dolor de cabeza, cuando me levanté tenía la cabeza ensangrentada y la pared estaba llena de sangre, mis dedos me dolían demasiado y ya no tenía uñas, empecé a llorar y salí en mi auto para el kilómetro 6, pasé por el 15 y vi que todo seguía en orden, aún nadie notaba la ausencia de Jorge...

Cuando llegué al kilómetro 6 bajé del auto y toqué la puerta de doña Carmen, la cuál se dirigió a abrir.

— Estás muerta. — Sus ojos reflejaban miedo, tanto que se tumbó al piso.

— Ayúdeme por favor, ayúdeme...

— ¡Está loca! ¡Asesinó a mi hijo y nunca pude enterrarlo!

— Ayudeme, Βοηθήστε με παρακαλώ, βοηθήστε με (ayudenme, por favor, ayudenme)

Gritó fuertemente mientras la degollaba con mis propias manos, tenía el control, ella no podía hacer nada, esta era la venganza por haberme hecho a un lado, por haberme abandonado cuando más necesitaba, y así seguiría hasta que alguien más se atreviera a jugar conmigo.

Páginas MalditasWhere stories live. Discover now