Capítulo 24: Salvándote

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- ¡¡NOOOO!! - el grito de Riddle resonó en las paredes del baño mientras corría hacia el cuerpo de la bruja, observando su sangre y como seguía todavía con vida.

Mientras la enorme serpiente se retorció cerca de ellos, gruñendo su victoria, el mago tomó el cuerpo de la bruja con suavidad, levantándola para acercar su rostro al suyo.

- ¡Quédate conmigo, respira!

La vampira respiró con dificultad, mientras sus piernas comenzaban a ponerse como piedra.

- Tom... Tom - le dijo con la respiración entrecortada y alzó una de sus manos, llenas de sangre y la apoyo en el rostro del joven con ternura. - Yo... yo... Te amo... - le dedicó una pequeña sonrisa y el cuerpo de la vampira perdió fuerza y su mirada se apagó por completo.

Riddle jamás había experimentado un vacío tan grande en tan pocos segundos y perdió absolutamente todo el control de sí mismo.

- ¡¡¡VALERIE!!! - apretó el cuerpo de la joven contra el de él y gritó furioso mientras un enorme torbellino de aire se formaba a su alrededor.

El basilisco rugió sorprendido por el repentino cambio, pero Riddle solo le dedicó una mirada asesina y se dejó llevar por todo su odio. Gritó con tanta fuerza y dejó que toda su magia explotara.

Las paredes del castillo temblaron, las ventanas explotaron y el basilisco fue elevado en el aire mientras era ahogado por el enorme poder que emanaba de la magia de Riddle.

Todos los seres vivos en el castillo sintieron la enorme oleada de magia negra que había explotado repentinamente y el castillo se remeció con fuerza.

Tras unos segundos, la magia del mago se apagó y el cuerpo inerte del basilisco cayó pesadamente al suelo, pero él no le prestó atención.

Extrajo su varita con rapidez y usando aquellas oscuras palabras que había aprendido aprovecho la muerte de la bestia e intentó hacer algo que sabía que realizaría en algún momento: un horrocrux, pero esta vez no era para él sino para Valerie.

Pero pese a su intentó el cuerpo de la vampira no volvió a la vida. Furioso lanzó su varita con furia contra el suelo y abrazó con fuerza el cuerpo de su bruja mientras gruñía y gritaba desesperado.

Lo que Tom Riddle nunca supo, era que no se podía fragmentar el alma de alguien como Valerie, pues los vampiros no poseen una. Aun así, sin querer, su hechizo había dado resultado y una parte de su alma había sido transportada al anillo que colgaba en el cuello de la bruja.

El mago confundió el dolor que sentía y no se percató como un pedazo de su alma se había desprendido de él, pero tenía otras cosas en su mente, pues por primera vez en su vida había perdido a alguien y no logró contener las enormes lagrimas que rodaron por sus ojos.

Fue así como Dumbledore, Abraxas y Walburga lo encontraron.

***

Walburga abrazó con fuerza a Abraxas, intentando darle todo su apoyo. El rubio observaba la ceremonia con el corazón destrozado por el dolor, por haber perdido a la mujer que amaba y nunca haberle confesado sus sentimientos. Le costaba asimilar que ella se hubiera ido, intentaba negarlo y se aseguraba que era imposible que estuviera muerta.

Una silenciosa ceremonia se realizó en honor a Valerie Deanoff, pues al ser huérfana y sin tener conocimiento de alguien cercano a ella, Dumbledore decidió enterrarla cerca de los terrenos del colegio.

El profesor miró el lugar donde yacía la joven y tragó en seco intentando no demostrar su dolor. Con un movimiento de su varita cerró el enorme rectángulo de cemento y el cuerpo de Valerie quedó oculto en la oscuridad y se sumergió en la tierra. Sobre este, el profesor creo una hermosa lapida y fue el primero en poner unas hermosas flores blancas sobre esta.

Potter se acercó donde Walburga y Abraxas para entregarles su apoyo, abrazando con fuerza al rubio al verlo tan afectado.

Walburga por su parte se quedó observando a Riddle, que estaba como piedra mirando la lápida en el suelo.

Sin pensarlo, ella se le acercó y lo tomó de una mano.

- Desahógate, yo te cubro y jamás te juzgaré... - le dijo con voz suave y lágrimas en los ojos.

Riddle le dedicó una rápida mirada y supo que jamás vería a Walburga con los mismos ojos.

Esa fue la única y última vez que Black vio como las lágrimas rodaban por los ojos del mago, mientras en su otra mano sujetaba firmemente la caja negra donde guardaba el anillo que iba a ser para su bruja.

Tras aquello, Abraxas y Walburga no volvieron a ver a Tom Riddle, pues el mago no quiso tener cerca a aquellas personas que le recordaran a Valerie Deanoff.

Corrompiendo tu alma negraWhere stories live. Discover now