Capitulo 17. Jaque mate

25 1 0
                                    

Entonces recuperé la consciencia, volví en mí mismo, abrí los ojos y no pude evitar sentirme exaltado, pues no lograba visualizar nada.

― ¿Qué...qué es esto? ―me preguntaba mientras tocaba mi rostro con ambas manos, al menos quería saber que yo seguía...existiendo, mientras el miedo se apoderaba de mí y pude sentir la manera en que mi rostro se tensaba y mi pecho se contraía.

― ¿Acaso me he quedado ciego? ―mis pensamientos comenzaban a divagar al intentar tranquilizarme. ―Okey, okey. Recuerda bien lo que pasó; recuerdo haber entrado a la red del edificio, encontrar ciertos archivos...pero, no recuerdo haberme desconectado―Me detuve un momento a intentar recordar algo más, algún último recuerdo en un mar de olvido, hasta que recordé aquella figura del hombre de anteojos de sol. ―Claro, me descubrieron, carajo. Pero, eso no explica por qué estoy aquí.

―Estás aquí porque yo quiero que estés aquí―susurró una voz gruesa en algún lugar de la inmensa nada con un tono extraño, demoníaco, similar a una voz de caja.

De inmediato reconocí aquella inusual voz, pero esta vez no tenía miedo.

― ¿Entonces yo quiero estar aquí?, ya que, al ser tú y yo el mismo sujeto, queremos lo mismo. ―Sí, había leído unos cuantos libros de psicología hace un tiempo y estaba dispuesto a tratarme a mí mismo de manera autónoma.

―En efecto, habitamos el mismo cuerpo físico, pero no soy tú. Tú no eres más que insignificante y lo sabes―comencé a vislumbrar una pequeña llama roja entre la oscuridad absoluta y me dirigí a ella.

―Si...mmhh. Como no puedo confiar en lo que dices, procederé a ignorarte por el momento. Buscaré una salida por mi cuenta. ―Dije al darle la espalda a aquella flama y poner mi mano en mi barbilla.

Tras de mí, aquella flama comenzaba a aumentar de tamaño hasta apagarse por completo y revelar una figura casi demoníaca, hecha de algún material que no conocía, sin embargo, la luz que este emanaba era la misma que la flama producía. Se acercó a mí de manera amenazadora, con el pecho afuera y la espalda recta mostraba características dominantes.

 Se acercó a mí de manera amenazadora, con el pecho afuera y la espalda recta mostraba características dominantes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tomó mi muñeca y me obligó a verlo de cerca. Puedo jurar que su rostro era la misma idea que los religiosos tienen de Satán, no poseía labios, en lugar de eso, poseía unas curvaturas en la piel que simulaban dientes, no poseía ojos, sus cuencas estaban desprovistas de alma, solo una intensa luz roja que parecía emanar del interior de su cuerpo. No tardé en caer en cuenta que sus manos ardían en mi muñeca, como si estuvieran en contacto con fuego, por lo que intenté forcejear cuando al mismo tiempo exclamó.

―! No soy tú, no soy nada parecido a ti, ¿Acaso crees que tú fuiste quien te salvaste cuando aquel edificio iba a caer sobre ti o cuando descubriste que podías utilizar tu habilidad en las maquinas?, no, fui yo, siempre yo¡ No estarías vivo de no ser por mí.―apretó mi muñeca con fuerza, sentía cómo me quemaba la piel, entonces se escuchó un golpe tan fuerte que nos sacudió y retumbó entre mis orejas.―y ahora, es hora de despertar―añadió y soltó mi muñeca mientras mis ojos se cerraban progresivamente.

SingularidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora