Corazón De Hielo [Nathloé]

11. Final parte 2

Ni hoy ni nunca.

Nathaniel no merecía nada de lo que le estaba pasando, nunca causó problemas y siempre fue bueno con todos, sobre todo conmigo.

Él me enseñó a valorar a las personas que tengo a mi alrededor.

Y por todo lo que el hizo conmigo es que estoy haciendo lo que hago, salvarlo.

No sólo por agradecimiento o por deuda, sino por el amor puro que siento por él.

Por ese amor que tambien sé que siente por mi.

Por ese sentimiento que él me enseño a sentir.

Por descongelar mi frío corazón.

El auto se detuvo, pagué la tarifa y bajé.

Frente a mi estaba la imponente Torre Eiffel, el lugar dónde se encontraba Insecurity, donde llevaría a cabo mi poco planeado plan que esperaba con todas mis fuerzas que funcionara.

El lugar donde se definiría todo.

Me acerqué a paso rápido, podía escuchar cada uno de mis latidos en mis oidos.

Mis manos sudaban, mis piernan temblaban.

Todo en mí se sentía diferente.

Mi mano tocó el acero de la Torre, estaba frío.

El atardecer casi terminaba, los colores calidos cubrían el horizonte al igual que todos los tejados de la ciudad. Incluyendo la panadería Dupain.

Me le quede mirando por más tiempo, pensando.

Saqué mi celular y observe los dos contactos.

Marinette y Adrien.

Les escribí un mensaje, si algo pasaba ellos podrían servir de ayuda.

Aunque prefiero no hacerme ilusiones, todavía quedaba la posibilidad de que no vinieran.

Suspiré y subí al ascensor.

Mientras este se elevaba, ví como la policía rodeaba el lugar y como la gente se reunía cerca de allí, a la espera.

Un helicoptero se acercaba por el sur, era del noticiero y seguro venían a grabar la captura de Insecurity.

Mordí mi labio inferior.

El ascensor se detuvo y logre ver la silueta de Insecurity, se encontraba de espaldas y miraba a la muchedumbre.

—¡Nathaniel! —corrí a su lado.

Mi voz hizo que se volteara hacia mi.

Me detuve, esos no eran los ojos de Nathaniel.

Eran los ojos negros de Insecurity.

Sonrió, pero no era su sonrisa amable. Esta era cruel.

—Hola Chloé.

Sentí escalosfríos bajar por mi columna vertebral. Hasta su voz estaba distorcionada por los poderes negativos.

Sabía que pasar tanto tiempo con el akuma traería consecuencias.

Todo rastro de lo que alguna vez era Nathaniel se había ido, eran dos personas completamente diferentes.

Pero eso no me iba a detener, por esta razón estaba aquí. Yo tenía que traerlo de vuelta. Solo yo podía hacerlo.

Esta, era mi misión.

—Estás... diferente.

Ví como su sonrísa se extendía, asintió y se giro por completo.

Estabamos frente a frente.