Parte I

5 2 1
                                    


¿Un piedrazo? Demasiado troglodita.

Aún no sé cómo, pero tengo que vengarme. Desde hace un par de meses creí que ya había dado el asunto por superado, pero desde que vi la maldita patente del auto me di cuenta de que no podía dejarlo pasar.

Por supuesto que esperaré a que no haya gente al interior del vehículo, soy vengativo, pero no un criminal. Confirmé en internet si es que lo había vendido, y no, sigue siendo de su propiedad. Cada vez que recuerdo las catorce cuotas que pagué, incluso después de haber terminado, por un vehículo al cual me subí apenas cincuenta y tres veces, mi ira aumenta.

Lo sé. Debí haber puesto el auto a mi nombre y el crédito automotriz a nombre de ella, pero por amor uno hace idioteces.

RECUERDO PATENTEWhere stories live. Discover now