—Justin... —dijo en voz baja rompiendo el silencio. Separé unos centímetros mi rostro del suyo para mirarle mejor y pude sentir como su cuerpo temblaba despacio. Quizás del nerviosismo. 

—Ángel —volví a repetir. —Joder ángel, te extrañé como mil demonios. ¿Por qué te fuiste? —susurré con un tono de voz evidentemente dolido. 

—Justin —suspiró pesadamente. Trató de separarse de mí pero no la dejé, al contrario, la sostuve con más fuerza. —No. Por favor, no hagamos esto aquí, no es el momento de hablar de esas cosas —concluye dejándome desconcertado. 

¿De qué hablaba? ¿Hacer qué cosa? ¿Ella no entendía lo mucho que la añoré todo éste maldito tiempo? Ni siquiera podía pensar en otra cosa que abrazarla y besarla hasta que me dolieran los labios, pero no podía hacerlo. 

No era debido. Porque a pesar de todo, tengo a una persona a mi lado que adoro y también no estoy muy seguro de cúal exactamente es mi sentimiento hacia Kelsey, tenía varias conclusiones en mi cabeza. 

—¿Hacer qué? —busqué su mirada pero la evitaba a toda costa. —¿Acaso tú no me extrañaste? Porque yo te extrañé muchísimo, mucho, mucho. No me haz dejado conciliar el sueño por las noches Cassey. 

—Camila llegará en cualquier momento. La boda empezará y debemos estar sentados —murmuró nerviosa. Ni siquiera me estaba mirando a mí, miraba el piso fijamente y se mordía el labio constantemente. 

—Mírame —levanté su mentón con mi dedo índice. —¿Me extrañaste? Quiero saberlo maldita sea. Tengo demasiadas preguntas que no han podido ser respondidas, tú eres la única que tiene las respuestas.

Se quedó en silencio mirándome fijamente, sin emitir ninguna palabra y pude sentirla tensada, aproveché para mirarla detenido. Dios mío, estaba más hermosa que nunca. Muchísimo más que la última vez, había cambiado gracias a la madurez, pero seguía teniendo ese rostro angelical que tanto me encanta. 

Al parecer se había hecho un corte de pelo, antes lo tenía hasta baja espalda y ahora más abajo de los hombros, le queda perfecto. También las facciones de su rostro ya no eran la de una adolescente, se está convirtiendo en toda una mujer, una muy hermosa mujer. 

Estiré mi mano acariciando los mechones que caían por su rostro, dejé pasear mi mano por su brazo desnudo y llegué hasta su mano, miré hasta abajo y no pude evitar sonreír. Amaba esa sensación de nuestras manos entrelazadas, perfectamente encajadas, dos piezas nuevamente unidas. 

—No hagas eso, por favor... —susurró con hilo de voz. 

Y un balde de agua fría cayó sobre mi cabeza —literalmente lo sentí así—, los recuerdos volvieron a pasar ante mis ojos como la maldita película que tanto odio recordar. Una maldita pesadilla que a la hora de dormir, me hacía una pequeña visita, recordándome lo imbécil que fui. 

Mi pecho se apretó fuertemente provocando una desagradable sensación, supuse que aún me seguía odiando y demonios, yo no quiero su odio. Quiero su perdón, así por lo menos no me sentiría tan pésimo como en los últimos dos años, no me quitaría un peso de encima, no. Simplemente tendría una razón la cual permitía no seguir reprimiendo cada uno de mis errores. 

—¿Sigues...? —no pude terminar la pregunta porque fui interrumpido. Alcé la cabeza encontrándome con unos profundos ojos azules, fruncí el ceño tratando de recordar aquel rostro. 

—Kelsey —dijo él acercándose. Mi mandíbula se apretó fuertemente, mi cuerpo se tensó y me alejé lentamente, entrecerré mis ojos hacia él. ¿Qué demonios hacia él aquí? 

Mis puños se cerraron cuando sus brazos rodearon su cintura y tomó su mano, pude escuchar como mi corazón se rompía en diminutos pedazos, me negaba creer lo que estaba viendo. Kelsey estaba con él, son una maldita pareja y esto no podía ser peor, no sé qué es peor. Si Kelsey aún me odia ó que está con otro hombre, cosa que jamás quise que sucediese y mi subconsciente se burló de lo irónico que sonó aquello. 

Lo que un día fue » Justin Bieber ➳Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora