12 CHICOS LOBOS - Capitulo 4

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-          La curiosidad mato al gato, ¿Lo sabías Baby Doll?

-          Ya no les tengo miedo. – Lo miro a los ojos.

-          ¿A no?

Micaél comenzó a gatear hacía ella, igual que un gato en una barda. Conforme se acercaba, el corazón de Erika latía cada vez más rápido. Se acerco tanto que la distancia que separaba sus bocas era de solo 5 centímetros. Estaban respirando el mismo aire. Por más que Erika apartaba la cara él se la buscaba. Justo cuando pensó que iba a besarla él se detuvo.

-          Juro que un día voy a besarte. – después de decir eso retrocedió. – Ven, bajemos ya. – no le dio tiempo de reaccionar, tomo a Erika por la cintura y salto con ella. Erika ahogo un grito.

Tenía las respuestas que quería, pero no le habían gustado nada. “Si no quieres enterarte, no preguntes.” Pensó.

Una vez abajo ambos entraron en el árbol, Demián ya debía tener listo el desayuno. Después de desayunar, Erika estaba muy aburrida. Estar con los chicos y hacer las actividades que a ellos les gustaba hacer estaba bien, pero ella quería hacer algo que a ella le gustara.

Cada semana, 5 de los chicos iban a la ciudad para comprar comida o cosas que necesitaran, Erika no sabía de dónde diablos sacaban el dinero para eso, pero no le importaba mucho. Solían turnarse para ver quienes irían, pero Lucas siempre era uno de ellos. Así que esa tarde antes de que se fueran Erika se acerco a él.

-          ¿Lucas?

-          ¿Sí? – estaba claramente sorprendido de que le hablara.

-          ¿Me podrías hacer un favor?

-          Claro Baby Doll, lo que sea. – dijo el chico con los ojos muy abiertos.

-          ¿Me podrías traer un libro?

-          ¿Un libro? ¿Qué clase de libro?

-          El que tú quieras. Por favor.

-          Está bien, prometo traerte el libro más fabuloso de todos. – dijo sonriendo. Le dio un beso a Erika en la frente y se fue con los demás.

Volvieron en la tarde, ya estaba empezando a oscurecer. Erika los estaba esperando sentada debajo del árbol. Cuando la vieron afuera apresuraron el paso.

-          Baby Doll, ¿Qué estás haciendo afuera? Hace frío, te congelaras. Entra ahora. – dijo Larry sin molestarse a ocultar su preocupación.

Todos entraron. Abajo, cuando se dispersaron por la madriguera, Lucas se acerco a ella.

-          No creas que intento lanzar indirectas ni nada, le pregunte a la señora de la caja cual era el libro más fabuloso que tenían, y ella me dio este. – dijo extendiéndole un libro grueso de pasta dura color verde.

Erika lo examino, “A werewolf boy” se leía en la parte de adentro. Dedujo que era un libro que trataba de hombres lobo. No le molesto en absoluto, y le pareció tierno que Lucas pensara que se molestaría. El la miraba con las manos en los bolsillos, mordiéndose el labio a la espera de su veredicto.

-          Cumpliste tu promesa. Este libro es fabuloso. – le dijo sonriendo.

-          ¡Wow! Tienes hoyuelos. – dijo señalándole las mejillas y sonriendo. – Cada vez me gustas más.

Después de decir eso se alejo por el pasillo. Erika se sentó para comenzar a leer. Era una de sus actividades favoritas en el orfanato, principal mente porque era lo único que podía hacer. Era leer o limpiar, por lo tanto a la gran mayoría de los niños de ahí les gustaba leer, y Erika era una de ellas.

El libro no estaba nada mal, de hecho era muy entretenido, y romántico. Era sobre una chica que vivía en el campo, que un día encuentra a un lobo adolecente, el chico no sabía hacer nada, así que ella le enseña a hablar, escribir, lavarse los dientes y esas cosas, pero el chico lobo se enamora de ella, sin embargo su amor es prohibido, porque aparte de que ella es humana, ella envejecerá y morirá con el tiempo, mientras que él no. Un final triste, pero inevitable. “Mal por ti amiga.” Pensó Erika con indiferencia.

***

Al otro día se levanto temprano para seguir leyendo, la historia la había atrapado. Ya que sus intenciones no eran escapar, no le molesto salir del agujero sin pedirle permiso a nadie, así que salió y se sentó debajo del árbol. Estaba por comenzar a leer cuando Lucas salió también, parecía asustado. Al verla sentada suspiro.

-          Pensé que te irías de nuevo. Es muy temprano, ¿Qué haces? – Erika no dijo nada, solo señalo el libro. – Oh… ¿Puedo quedarme? Chris se molestara si te dejo sola. Le da miedo que algo pueda pasarte.

Erika asintió, y Lucas se sentó a su lado, pero parecía incomodo, entonces recostó la cabeza en las piernas de Erika, y cerró los ojos pasivamente. A diferencia de cuando Kaiser lo hacía, Erika no se sintió incomoda, y siguió leyendo. Cuando termino el libro Erika tenía lágrimas en los ojos. Nunca pensó que un libro de ficción y amor paranormal adolescente causaría ese efecto en ella, pero ese libro lo había logrado. Lucas despertó, y la miro preocupado.

-          ¿Qué paso? – pregunto mirándola con los ojos muy abiertos. Erika señalo el libro mientras dejaba que las lágrimas cayeran por sus mejillas. - ¿Este libro malvado te ha hecho llorar? – dijo quitándole el libro de las manos a Erika.

-          No es malvado… - quiso explicar Erika, pero Lucas la interrumpió.

-          Cualquier cosa que te haga llorar es mala.

-          ¿Y cuando lloras de felicidad?

-          No existe tal cosa. – dijo al tiempo que se levantaba.

-          Pero…

-          Yo te escribiré un nuevo libro Baby Doll, uno que no te haga llorar. Te prometo que será tan fabuloso que los demás libros tendrán envidia de él.

Al ver que Lucas no cambiaria de opinión, Erika asintió y le sonrió. Simón salió del agujero, con su tierna sonrisa de niño en la cara.

-          Me toca cuidarla. – le dijo a Lucas sonriendo. Lucas asintió, le dio un beso a Erika en la frente y entro en la madriguera.

-          ¿A qué quieres jugar Baby Doll? – se hincó frente a ella.

-          Lo que tú quieras.  

-          Mmm… A las atrapadas. – era uno de sus juegos favoritos. Erika asintió y se levanto.

Simón comenzó a correr, haciéndole saber a Erika que debía atraparlo. Se le dificultaba mucho alcanzarlo, era muy rápido, y ágil, en cambio las pequeñas piernas de Erika apenas y le permitían correr sin caerse. Si lo lograba alcanzar, era porque Simón se dejaba, si no, no tenía oportunidad. Erika corría y corría detrás del chico rubio que reía como un niño. Simón se paro cerca de un pino, y fingió que no veía a Erika acercarse por detrás, ella lo abrazo rápidamente por la espalda para darle a entender que había sido atrapado, después de eso corrió en otra dirección antes de que Simón se volteara. Simón no tardo mucho en alcanzarla, cuando lo hizo, la levanto y le dio un par de vueltas, después la dejo en el suelo y corrió en otra dirección. “Genial” pensó Erika “Ahora no solo soy lenta sino que estoy mareada.” Tuvo que recargarse unos segundos en un pino en lo que el mundo dejaba de dar vueltas y corrió tras Simón.

Llevaban ya un rato jugando y Simón aun no se cansaba, pero ella ya no podía más. Aun se sentía culpable por que hubiera recibido un castigo gracias a ella, así que decidió complacerlo y seguir jugando. Le tocaba a él alcanzarla a ella, estaba corriendo y no vio un tronco caído, tropezó con él y quedo boca arriba, se golpeo la cabeza y el mundo le daba vueltas así que decidió quedarse así unos segundos en lo que se le pasaba. En eso Simón paso corriendo por ahí, su zapato se atoro y callo arriba de ella, pero alcanzo a detenerse con las manos antes de que sus cabezas se golpearan. La cara de Simón quedo a menos de 10 centímetros de la de ella, ambos se quedaron quietos, en silencio, mirándose a los ojos, Erika no pudo evitar mirar su boca.

Todo ese tiempo, Erika había visto a Simón como un niño, uno pequeño y lindo. Pero ella estaba mal, el no era lindo, era atractivo, y no era un niño, Simón ya era un hombre.

12 CHICOS LOBOS ©Where stories live. Discover now