Al cerrar la puerta saludó a Sebastián —padre de Camila—, y éste le devolvió el saludo amigablemente. 

Se introdujo en su auto acomodándose el vestido color celeste que le llegaba por los tobillos, sus tacones negros y el cabello recogido en una alta coleta dejando algunos mechones fuera, y el maquillaje era bastante simple. 

Cualquiera que la viese, se quedaría embobado mirándole, porque realmente estaba hermosa y destacaba entre cualquier multitud. 

Logan llegaría unos minutos más tarde antes de que la boda empezase, ya que había tenido un pequeño percance en el trabajo y no estaba todavía listo, Kelsey se sentía un poco angustiada por entrar sola al lugar en donde se organizó todo. Sacudió su cabeza alejando esos absortos pensamientos.

Se preocupó de que su novio no llegase a tiempo, no se casarían en una Iglesia y el lugar no quedaba muy cerca de la ciudad. Camila había pensado en el lugar perfecto para su boda y Kelsey quedó encantada al ver las fotos, pero quedó más deslumbrada ver todo personalmente. 

Estacionó su auto en el estacionamiento con los demás autos, la brisa golpeó suavemente su rostro haciéndole aspirar el refrescante aire, y cerró la puerta detrás suyo. 

Maldeció en voz baja por llevar unos tacones tan altos, nunca debió fiarse de su mejor amiga que le había dicho que los utilizara, aún no se acostumbraba totalmente a usar tacones tan altos. Siempre preferiría esos vans ó converse que suele usar. 

Miró a su alrededor cautelosamente, como si se estuviese escondiendo de algo o mejor dicho, alguien. Tomó una larga y pausada bocanada de aire, cerrando sus ojos por unos milésimos segundos. 

Alzó la vista admirando con determinación el hermoso lugar que estaba en frente a sus ojos, la pequeña entrada al gran jardín consistía de muchas flores en forma de un gran corazón, algunas personas yacían sentados en las decoradas sillas en filas, una gran alfombra roja se dirigía hacia el gran altar decorado por flores de colores. Lo más impresionante de todo ese lugar, es el gran lago que se expande por todo el alrededor y dando frente a los invitados y novios, un precioso paisaje. 

Todo se veía como una película romántica, tan exclusivo como lo había planeado Camila,, que estuvo algo alarmante cuando las flores que pidió aún no estaban listas, dándole un humor algo histérico. La castaña meditó durante unos largos minutos para no gritarle a la rubia de su mejor amiga que se calmara de una buena maldita vez, que todo saldría a la perfección.

Caminó hacia la entrada del lugar, al acercarse no se podía ver muy el jardín ya que había que subir unas largas escaleras para llegar a los asientos. Sus oídos captaron música alegre y armónica —una banda de músicos brindaban aquellas melodías—, risas resonaban por encima de la música, adultos conversado tranquilamente y otras personas permanecían sentadas. 

Kelsey está bastante segura de que la boda saldría perfecta, tan perfecta que ella quedaría encantada con todo y probablemente le den ganas de casarse luego. Pero algo, en cierto modo, pensar en aquello le causaba escalofríos por todo el cuerpo, pensó que estaría preparada mentalmente para volver a verle. Y ciertamente estaba equivocada. 

Soltó un bufido de frustración por el esfuerzo que estaba ejerciendo al tratar de no caerse hacia atrás, tropezar con sus tacones o enredarse con su propio vestido. Pero, al parecer, la mala suerte estaba de su parte.

En un movimiento brusco sus tacones le hicieron una mala jugada y tropezó con el antepenúltimo escalón —a pocos pasos del primer escalón—, y un grito ahogado se estancó en su garganta. 

—Demonios —masculló cerrando fuertemente sus ojos y esperando el impacto. 

Antes de que su cuerpo impactara de espalda contra el suelo, unos fuertes brazos impidieron la caída sosteniéndola con fuerza y firmeza sin perder el equilibrio de ambos, la castaña se aferró a los fuertes brazos del supuesto desconocido. 

Lo que un día fue » Justin Bieber ➳Editando.Where stories live. Discover now