Capítulo 1: "Un nuevo comienzo"

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   Las maletas ya estaban hechas. Me había pasado casi dos horas intentando escoger lo más necesario que tengo en el armario, aunque mi objetivo no era fácil de cumplir. Desde la ropa más veraniega, que me hará falta pronto, hasta los abrigos y las grandes sudaderas para el invierno, en las que predominan el color azul, blanco, rojo y poco más. Tampoco es que tuviera una cantidad muy grande de ropa, sólo la necesaria. Por eso finalmente decidí llevármela casi toda. Otra cosa que no podía faltar en mi maleta es mi cámara de fotos, que aunque sea un poco antigua, le tengo mucho cariño y hace unas fotos geniales.

   Después de asegurarme de que no faltaba nada dentro de mi gastada maleta azul y de que llevaba todos los complementos en el bolso, cansada y con esperanzas de que todo lo que ocurriese al día siguiente saliera bien, me fui a la cama.

   Sí, esa sería la última noche que dormiría allí. Fue mi decisión y nada me hará cambiar de idea. Al día siguiente me iría de aquel pequeño y detestable pueblo.

   Mi madre había insistido en que era lo mejor para mí, ya qui mi padre se había vuelto a casar, y mi hermana y ella necesitaban mi compañía.          

   Cuando mis padres decidieron separarse, me fui a vivir con mi padre a Tacoma, un pueblo-ciudad que me llamaba la atención. Cuando esto pasó yo apenas tenía 9 años, pero ahora me doy cuenta de que mi vida nada más llegar aquí no hizo más que ir de mal en peor.

   Durante estos últimos años, mis notas en clase mejoraron, sí, y mucho, porque no encontraba distracción alguna, excepto mis libros y mi música. No encontraba muchas personas para distraerme. Sólo había habido una, pero debía olvidarla. Tenía que olvidarla. Después de 'eso', mi lista de amigos se redujo a cero, "gracias" a mi peor defecto: la timidez. Tampoco tenía familiares, excepto mi padre. Él era toda mi compañía y el que me ayudó con mi amarga y corta adolescencia. Digo corta porque la verdad es que, para mi edad, añadiré pronto. Era lo que tenía ser adolescente de padres separados.

    Hará un año y medio, mi padre empezó a ausentarse en casa y poco tiempo después me presentó a su nueva pareja, una mujer llamada Reese. Me cayó muy bien desde el principio, pero no podía desempeñar en mí un buen papel como madre (hasta ella misma lo admitía). Pasados ocho meses, mi padre y Reese decidieron casarse. No me pareció mala idea, pues se les veía muy enamorados. Querían mudarse a otra ciudad en dos meses, y llevarme con ellos, pero decidí que no. Prefería irme.a mi hogar, mi verdadero hogar.

   Conclusión: volver a Rochester después de 8 años sería lo mejor.

  

                                        

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    Cuando les comuniqué a mis padres que mi decisión era irme de Tacoma, sus reacciones fueron muy diferentes. Mientras que mi madre se volvía loca de contenta, mi padre se entristeció muchísimo e insistió en que no me fuera, pero no lo dudé en ningún momento: la decisión estaba tomada. Me iría de Tacoma. Y así mi padre, y su ya esposa Reese, disfrutarían de un feliz y largo matrimonio. Pero no por ello dejaría a mi padre de lado. Iría a verle de vez en cuando.

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     Una vez ya en la cama, miré mi móvil. Tenía un mensaje de mi hermana mayor, Julianne. En él decía:

"Contando las horas para verte de nuevo, pequeñaja. Han pasado muchas cosas, algunas muy fuertes... ¡Si tú supieras! Bueno, te dejo. ¡Hasta mañana, litros Gin! Muaaaaack."

¿Esa soy yo?Where stories live. Discover now