Capítulo 11: La única

Start from the beginning
                                    

–Los accidentes ocurren inesperadamente, por eso son accidentes –respondió con serenidad, sin mostrarse soberbio–, ustedes han visto noticias, al igual que yo, de personas heridas o muertas por mala manipulación de elementos peligrosos, lo importante aquí es que no hay personas heridas, los daños estructurales son irrelevantes, de hecho, la obra dañada es una réplica que teníamos proyectado mostrar al público como parte del tema central de la exposición.

– ¿A qué replica se refiere?

–A una pintura histórica, pero comprenderán que no puedo revelar de qué obra se trata por una cuestión de sentido común. Nos pondremos en contacto con ustedes para informar de la nueva fecha de inauguración de la galería.

Dio las gracias y se alejó, dispuesto a tranquilizar a cada asistente respondiendo preguntas y entregando palabras de apoyo. En pocos momentos se había vuelto el centro de la atención, y todos los asistentes se le acercaban esperando una aclaración o palabra de tranquilidad, quedando mucho más tranquilos después de interactuar con él. Apartados del centro de toda la acción, Micaela miró fijamente a Esteban.

–Creo que te cobro las cervezas.

–Tienes razón, vámonos de aquí, parece que ya terminó el espectáculo.

Poco después estaban en un bar, donde todos los miraban de arriba abajo; desde que cruzaron la puerta, se convirtieron en el centro de atención de todos, por sus atuendos demasiado elegantes para un lugar casual. Buscaron una mesa alejada para tratar de pasar desapercibidos, pero luego de un par de minutos notaron que eso había logrado el efecto contrario.

–Somos demasiado sexys para este lugar.

–Parecemos un par de lunáticos –comentó ella–, vestidos de gala, pidiendo unas cervezas aquí. En todo caso, me alegro.

Lo dijo con auténtico sentimiento, pero se arrepintió al instante, solo que demasiado tarde.

– ¿Por qué lo dices?

–Porque no me gustan éstas cosas, no es mi estilo estar vestida así, maquillada y arreglada de esta forma.

–Te ves muy bien.

–Pero lo que ves esta encima de mí, no soy yo. Si quieres saber quién soy, pues soy la que viste en el departamento, relajada, con el pelo suelto, ropa cómoda y una buena charla, no ésta.

–Pero igual pudiste haber ido de otra manera.

Ella se encogió de hombros.

–No lo hice porque esto –se señaló a si misma–, es lo que hago para burlarme del mundo que cree que una mujer es solo bonita si se cree una modelo. Cuando voy a un evento, me disfrazo como una forma de no estar ahí, de ser hipócrita como todos ellos, pero con la diferencia de que yo lo sé, y no me miento.

Esteban bebió de su enorme vaso.

–No lo había pensado de esa forma; pero quizás es algo parecido a lo que siento yo cuando estoy de trabajo; no me gusta el traje ni eso, no soy mejor por mi corbata, pero por Dios que me siento bien cuando estoy en mi estilo. ¿Oye y te gusta la música? Va a haber un concierto de Replicantes, podrías ir conmigo.

Y le gustaba el rock. Solo le faltaba ser mujer para haber sido el partido perfecto. Micaela sonrió.

– ¿Y quedan entradas?

–Sí, a mí sí.

–No te entiendo.

–Mi primo trabaja en una disquería especializada y tiene algunas así que si te animas...

La traición de AdánWhere stories live. Discover now