Capítulo 34: La sombra de Adán

27 1 0
                                    

Las lágrimas son innecesarias cuando la amenaza es más grande que tus expectativas.

Eva estaba sola en su habitación de Hotel, después de que Adán se marchara en la mitad de la noche; le había dicho que necesitaba ordenar algunos asuntos luego de cerrar los negocios que había hecho a espaldas de Bernarda Solar, lo que significaba que debía librarse de cualquier prueba al respecto. Bien. De pronto llegó un aviso a su teléfono celular de origen desconocido.

''Sé que quieres ver el video que acabo de enviarte. Con mucho cariño.”

Habitualmente no hacía caso de algún mensaje de ese tipo, pero por alguna razón, sintió la necesidad de verlo, como si supiera que era lo que se escondía tras el misterioso informante. Encendió el ordenador, y  en él confirmó que tenía un mensaje, también desde una casilla de correo desconocida.

Y al ver el video, todo cambió.

Cuando se bajó de su automóvil al amanecer, Adán no estaba pensando con claridad y por lo tanto no se fijó en el vehículo que estaba estacionado a poca distancia. Entró al edificio y subió a su departamento, pero se encontró con Eva esperándolo; se veía demacrada, y su mirada era fija y dura. No, no era posible.

– ¿Qué haces aquí?

–Ahora eres dueño de todo, ¿no es así?

Entró sin invitarla a pasar, aunque ella lo hizo igualmente; era un pésimo momento para hablar, pero estaba claro que manejaba demasiada información para una sola noche.

– ¿Qué quieres?

–Quiero que me lo digas mirando mis ojos, igual como me dijiste que me amas.

Adán la miró. Lo sabía, Eva lo sabía todo.

–Dime de qué hablas.

Pero ella le dio una bofetada con todas sus fuerzas, con tanta rabia que lo hizo tambalear, descargando junto con el golpe una corriente eléctrica que le decía sin palabras lo que estaba sintiendo.

– ¡Te lo dije! –gritó fuera de si– ¡te advertí que Luna era peligrosa, te dije que eras su objetivo Adán, te lo advertí porque sabía todo lo que  teníamos en juego, pero fue inútil porque de todos modos te acostaste con esa perra!

Adán dio un paso atrás; nunca había imaginado una situación así con Eva, porque su amor y su conexión parecían indestructibles. Pero no solo era eso, había mucho más.

– ¡Cállate! No eres mejor que yo, sé los cambios que hiciste en los contratos, sé que modificaste las clausulas para quedarte con todo. No fuiste lo suficientemente lista porque dejaste una huella, por eso es que sé lo que hiciste.

Eva apretó los puños. ¿En qué se habían convertido?

– ¡Sí, lo hice!   Lo hice al descubrir lo que hiciste.

–No me digas ahora que crees que se trata de algo importante.

La traición de AdánWhere stories live. Discover now