Capítulo II 'Oportunidad para explicarse'

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Capítulo II ‘Oportunidad para explicarse’

El sonido de la alarma de mi celular me avisa que ya es hora de ir al trabajo.

Saco perezosamente mi brazo de las sábanas, cojo el celular y apago la alarma. Hoy es Lunes por lo cual tengo que ir a trabajar y, para mi mala suerte, verle la cara a el cerdo de Nicholas.

Por si no saben, Nicholas trabaja en la misma empresa que yo. En cada piso asignan un jefe y una secretaria, y él es el jefe del piso número siete y, bueno, la secretaria es la zorra esa con la cual folló (y quién sabe si aún siguen follando). Yo trabajo de secretaria en el piso número seis, pero aún así tengo que verle la cara ya que todos los Lunes los jefes y sus secretarias, se reúnen para debatir algunos temas importantes de la empresa.

Sí, que ironía, soy secretaria y mi ex novio me engañó con una secretaria, bravo.

Realmente estoy algo incómoda con ver a Nicholas ya que sólo han pasado dos días desde la ruptura y digamos que el fin de semana estuve llorando como bebé recién nacida. Pero ni modo, la vida sigue.

Tiré las sábanas a un lado y me puse de pie. Me dirigí al baño, luego me desnudé y entré a la ducha.

Después de alrededor de media hora, salí de la ducha, me sequé mi cuerpo y mi cabello.

A diario no usaba maquillaje, sólo me hacía una coleta alta y bien peinada, y de vestuario, sólo usaba unos pantalones azul marino de tela, junto con una blusa blanca y un blazer azul marino. Pero hoy no será así; hoy usaré maquillaje y me vestiré mejor, para que así Nicholas se dé cuenta de lo que se pierde. No seré una estúpida, seguiré con mi vida, conoceré a alguien mejor y todo esto sólo será un mal recuerdo.

Tomé mi onduladora y comencé a hacerme ondas por todo  mi cabello, luego me apliqué base en mi rostro seguido de la máscara de pestañas y por último un labial nude. Abrí mi closet y saqué una falda tubo negra junto a una blusa color beige, mi blazer negro y mis tacones. Tal vez no cambié mucho mi vestuario, pero la falda que elegí, hacía resaltar mi trasero y los tacones también hacían su parte.

Cogí las llaves de mi auto y salí rápidamente de mi casa.

Cuando llegué afuera, abrí la puerta de mi auto, entré, y aceleré rápidamente ya que en diez minutos comenzaba la conferencia y no debía llegar tarde.

**

Miré la hora en mi reloj de mano y vi que eran las ocho con veintiocho minutos, lo que quería decir que en dos minutos comenzaba la conferencia. Moví mis manos nerviosamente mientras esperaba a que el ascensor llegara. A mi lado se encontraban unos caballeros de unos cuarenta y tantos años, y por lo que escuché (tampoco es que sea una chismosa), estaban hablando de negocios. Un pitido sonó, lo que significa que el ascensor había llegado.

Me adentré en el ascensor junto a los dos caballeros y marqué el número de mi piso. Esperé, esperé y esperé hasta que llegó a mi piso.

Tomé una bocanada de aire, levanté mi frente y salí del ascensor. Hoy es un nuevo día y nada me lo va a arruinar.

Abrí la puerta de sala y mis ojos fueron directamente al lugar en el que se encontraba Nicholas. Estaba mirándome intensamente y por unos segundos deje de respirar. ¡Dios! Este hombre no puede ser más hermoso. «No seas estúpida, recuerda que él te engañó frente a tus ojos y ¡por dos meses!... Quién sabe si lo sigue haciendo».-me recordó mi subconsciente.

Reaccioné, la furia y los recuerdos de ese día llegaron a mi mente y lo miré de la forma más indiferente que podía para luego situarme al lado de mi jefe. Tal vez haya sido algo infantil pero en estos momentos no me importaba.

Dulces mentiras, amor mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora