Morning Kisses

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Notas: Solo quiero decir que mientras escribía esto pensaba: "ya están en su último año y son novios", that's it.

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Erina respiro profundamente antes llamar a la puerta del pelirrojo con suavidad.

—Yukihira, ya son las 7AM —inclinó un poco la cabeza, por si escuchaba respuesta alguna, pero la misma nunca llegó—. ¡Yukihira! —repitió con más energía, tomando el pomo de la puerta y girándolo para ingresar.

La habitación se encontraba en una ligera penumbra, ya que las cortinas estaban corridas; no podía recordar cuántas veces había visitado ya aquella habitación en los últimos meses y siempre le sorprendía lo ordenado que era el pelirrojo, a pesar de ser un total sinsentido cuando de cocina de trataba.

Pasó junto a la mesita baja que había en el centro de la habitación y vio que había un empaque de tiras de pescado fritas a medio terminar, haciéndole negar con su cabeza suavemente.

Se detuvo junto a la cama con los brazos cruzados y le miró, por increíble que pareciera, el pelirrojo parecía otra persona cuando dormía. Su expresión era apacible, libre de sonrisas traviesas o confiadas, su ceño, que venía frunciéndose más y más en concentración con los años, estaba libre de cualquier surco.

A pesar de que estaba acostado de lado, mirando en su dirección, podía atisbar el suave subir y bajar de su pecho; sabía que si no se daba prisa, podría quedarse ensimismada mirando su estúpido rostro durmiente por un rato más aunque no quisiera y no estaba allí para eso.

—Yukihira, ya son poco más de las siete, despierta —extendió su mano y la colocó en su hombro, zarandeándolo un poco.

Como la mayoría de los miembros de la Estrella Polar se habían marchado a casa por sus vacaciones de verano, el pelirrojo le había pedido la noche anterior que le despertara sino lo veía en la cocina a las seis y media.

A pesar de que se había negado y había reclamado que no era su despertador personal, allí estaba, zarandeándolo para arrancarlo de los brazos de Morfeo.

Lo vio fruncir el ceño mientras murmuraba un vago "otro rato más", y se arrebujaba más bajo las sábanas. Era una faceta poco común, pero ya sabía que él hacía aquello cuando se encontraba completamente extenuado.

Sabía cuán cansado estaba, había estado de combate culinario a otro, yendo a competiciones, visitando las SI de interés y en los últimos días se había estado exprimiendo para BLUE, el cual se llevaría a cabo dentro de poco.

En verdad quería dejarlo dormir otro poco más, a pesar de su estado apacible, su rostro aún reflejaba cansancio, pero…

—Vamos Yukihira, luego dirás que no pudiste aprovechar el día —bufó, acariciando una de las mejillas masculinas con su índice.

Lo escuchó gruñir por lo bajo y negar suavemente con su cabeza, como un niño pequeño luchando contra el inevitable destino de tener que despertar y empezar un nuevo día.

Si era honesta consigo misma aquello era bastante lindo, especialmente viniendo de alguien tan enérgico como Sōma. Siguió acariciando su mejilla con aire distraído, sorprendiéndose no por vez primera de lo suave que era.

—Anda, arriba —le dijo, conteniendo un suspiro, antes de inclinarse por impulso y dejar un beso breve en su mejilla, ya que ese tipo de contactos siempre los iniciaba él. Lo que no calculó fue la posibilidad de que él se moviera justo lo suficiente para que sus labios cayeran sobre los de él, en lugar de su mejilla.

Erina retrocedió tan rápido que fue casi doloroso, mientras sus mejillas y orejas empezaban a teñirse de un suave rubor. Sus ojos escanearon de forma rápida y nerviosa el rostro del pelirrojo, notando que el tenía sus ojos ligeramente entreabiertos, mirándola.

Morning KissesWhere stories live. Discover now