Dios ¿Qué me hace esta mujer?
Yoongi la observó, de nuevo, desnuda, en el sofá de su propia casa. Ella lo miraba, de arriba abajo... y las simples miradas de inocencia lo provocaban muchísimo. ¿Qué es lo que le atraía tantísimo de Jimin? Parecía un jodido desesperado por follar...

Ella era atractiva... mucho, pero... no había para tanto ¿o sí?... Quería - necesitaba - poseerla ya... y nunca había rogado por follar el cuerpo de una mujer, pero por hacerlo con ella, estaría más que dispuesto. Meterle los dedos había sido fantástico... imaginar cómo sería cuando metiera su duro pene...

YoonGi separó las piernas de Jimin. Ella lo miró sería. El calentón se le había bajado al cero. Bueno... ver a YoonGi así... a ese dios griego, más caliente que la propia lava era una tentación demasiado grande... que la excitaba de sobremanera. Pero no quería... no. No había perdido la virginidad con hombres con los que había estado durante años, ¿y la perdería con un hombre al que conocía a penas hacía cinco días? Ni hablar. Que YoonGi siguiera soñando... con ella.

- ¿Qué te pasa? - gruñó YoonGi, ya con las pupilas dilatadas del deseo.

Jimin se levantó y YoonGi observó maravillado su trasero desnudo. Se sentía culpable... al menos el cincuenta por ciento... si ella no quería acostarse con YoonGi, ya ni siquiera tendría que haber aceptado el trato de YoonGi. No, cincuenta por ciento culpable no... totalmente culpable. YoonGi era un hombre... como todos. Y quería mojar, y mojar, y mojar... Estaba comprobado que más de la mitad del cerebro masculino solo piensa en sexo. Así que no estaba nada dispuesta a perder su pureza con aquel - sexy, afrodisiaco y guapísimo - agente de no se qué agencia secreta. Daba igual lo bueno que estuviera, y lo mucho que la haría disfrutar... ella se reservaba para el hombre de su vida, y YoonGi, no era ni mucho menos el hombre de su vida. - aun que si de sus sueños, literalmente. -

Se enrolló el albornoz en el cuerpo. YoonGi estaba alucinando.

- ¿Qué haces? - preguntó ahora.

- No quiero hacer el amor contigo. - le dijo seria.

YoonGi se echó a reír.

- Cariño, te mueres de ganas por que te eche un buen polvo.

Si, lo hacía. Pero era lo que había... y no iba a caer. Había aprendido a vivir esquivando el chocolate y las bollerías para mantener una dieta. También aprendería a vivir unas semanas esquivando a YoonGi.

Jimin alzó la barbilla y se dio la vuelta, dirigiéndose a su habitación. YoonGi se colocó sus pantalones a toda prisa, aun que le costó... abrochárselos. La detuvo cogiéndola por el hombro.

- ¿Qué te pasa? ¿No lo dirás en serio? No puedes dejarme así.

Jimin centró su mirada en el paquete de YoonGi. La verdad es que le hubiera gustado aliviarlo... No dijo nada, solo volvió la vista a sus ojos de nuevo.

- Venga, Jimin... estas de broma.

- No, no lo estoy. - se giró y siguió andando - esto... no tendría que haber sucedido, ni de un buen principio tendría que haberme mostrado en ropa interior delante de ti.

YoonGi bufó.

- Serás calientapollas, ¿haces esto con todos o qué? - Jimin se giró arqueando las cejas.

- ¿Cómo dices?

- Nada, déjalo. - YoonGi se giró para recoger su jersey.

- ¿Yo una calientapollas? - dijo Jimin siguiéndolo ahora ella. - Eres un completo idiota. Estás tan acostumbrado a que las mujeres caigan rendidas a tus pies, que, que una te rechace te jode más que nada.

Protégeme // •|YoonMin|• [+18] [Terminada]Where stories live. Discover now