-Parte única-

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Muchos se habían cuestionado por tanto tiempo la razón de que aquel joven blondo siguiera viviendo e idolatrando al "impostor" de la ciudad. Es decir, Demon Cyborg era admirado por su fuerza, heroísmo, valentía... Mientras que el calvo no era tomado en cuenta en ninguna de esas categorías; sino que era más un chico inútil que sacaba provecho de otros héroes con tal de subir de rango, y al cual todos los ciudadanos trataban con sumo desprecio.



Pero ninguna de esas personas sabía la razón real de aquel serio muchacho, supuestamente sin sentimientos, para permanecer siempre apoyando a Caped Baldy...




Esa razón era amor; y el primer amor es siempre del que se mantienen más esperanzas, porque es cuando el lado más sensible de uno mismo es expuesto a la luz...


Aunque éste no era el caso de Genos.

Le era difícil hablar con su "maestro" acerca de sus sentimientos nacientes.




Saitama podía parecer un despistado, pero no lo era del todo. Ese calvo, era el único capaz de entender el cyborg, comprender cada leve gesto de su casi inexpresivo rostro a tal grado que era como si le conociera de toda la vida.


Y quizás, sólo quizás fue eso lo que veía en él... Admiraba a aquel hombre, y sin duda alguna podría afirmar que lo amaba con todo su core.





Estaba dispuesto a todo, sólo por él. Daba su mayor esfuerzo durante las batallas, con tal de impresionarlo aunque fuera un poco. Le preparaba las tres comidas al día, todos los días sin excepción y sin titubear; porque quería que lo sintiera como algo útil. Le demostraba la mayor cantidad de emociones posibles e incluso ocasionales sonrisas, para que se diera cuenta de lo humano que quedaba en su interior. Pero por más que luchara por hacer que sus sentimientos llegaran a él, no lo conseguía.

La misma rutina todo el tiempo, y le resultaba increíble que aún no se percatara de lo que trataba de demostrarle.








¿Por qué?

¿Por qué de todas las personas en el mundo... por qué precisamente él?








Se lamentaba día y noche el no tener un cuerpo cálido, de piel, algo suave que pudiera atraer a su sensei; pues a cambio tenía solamente cables, engranes; piel sintética... Nada en su cuerpo era especial; pero sin importarle todo eso, estaba dispuesto a seguir tratando para que le diera aunque fuera unas palmaditas en el cabello.



Se maldecía en su interior por no tener la suficiente humanidad para llorar tendidamente, y liberar todo el estrés que día a día iba en aumento por causa de su enamoramiento; el cual parecía que nunca sería correspondido.





Aquel deseo tan fugaz de sentirse amado, no era satisfecho ni por las fans que tenía, ni por las ovaciones en alto que le daban al ayudar en las amenazas que se presentaran; porque nada de eso valía la pena si no era correspondido por su platónico amor.


Su mundo se desmoronaba lentamente con cada segundo que pasaba sin recibir un "te quiero" de parte del más poderoso hombre que el mundo hubiera conocido.





Inconscientemente, Demon Cyborg se estaba volviendo lo que alguna vez había sido: un humano. Podía amar, sentía el dolor y la desdicha, experimentaba el más profundo sufrimiento a causa del dolor de no poder confesarse, que superaba incluso en intensidad al que experimentó cuando lo perdió todo...




Sí... era un huérfano; pero al estar en los brazos de su sensei, cada vez que lo cargaba destrozado luego de una ardua pelea; sentía que había encontrado un hogar...





Hacía de todo por él:
Los quehaceres.
Ayudarle a entrenar.
Acompañarlo a las ofertas.
Protegerlo del ninja (que consideraba un pervertido).





"¿Y por qué no le amaba entonces?"

Era la pregunta que se hacía día y noche el pobre muchacho.







Había pasado meses a su lado; hasta que se hartó y se digirió a su maestro de la forma más respetuosa que pudo, declarándole todo lo que sentía. Menos de diez palabras, directo y serio. Lo único que tuvo que decir fue "Estoy enamorado de usted", y tras un silencio incómodo, complementó con la frase más ruda que pudo haber oído el héroe de la capa "...no vaya a tomarse mis sentimientos a la ligera". Estaba listo para lo que viniera.


Rechazo, asco, odio...


Lo que fuera; lo recibiría.


Suspiró con pesadez y cerró los ojos, esperando que el puño de aquel hermoso ser se estampara en su joven rostro.





No. Nunca le haría daño...

A cambio, Saitama le tomó del mentón y unió sus labios ligeramente en un suave pero ansioso beso.


Le correspondía. ¿Desde cuándo? Todo estaba borroso ahora, sólo se dejó llevar por el momento, seguido de ardientes caricias y jadeos del contrario, mientras embestía con sumo cuidado en su robótico cuerpo aún por sobre la ropa.




Aquella velada quedaría grabada en su memoria para siempre.


Cómo aquel hombre le susurraba infinidad de cosas; tantas bellas palabras que al salir de sus labios con esa sensual voz suya le enloquecían por completo. El modo en que sus manos recorrían su cuerpo como si no le importase en absoluto que no fuese humano...

No pudo evitar gemir el nombre de su amado mientras el mismo marcaba su cuello como mínimo... no podría hacerle el amor pero bien consiguió demostrar su punto.




Se sentía bien. Una vez que acabó, se recostó dándole la espalda por la vergüenza, esperando le recriminara por su atrevimiento de haberse interesado románticamente por él, como si sintiera que el mayor se atrevió a todo aquello por contentarle. Saitama gruñó bajo, haciendo al rubio temer que sus sospechas fueran ciertas... Se volvió a equivocar, y de la boca del héroe salió un bastante claro y audible "te amo Genos".


Tardó en reaccionar a esas palabras, pero finalmente...



Sonrió.





Había hecho de todo por él; pero había olvidado el punto clave para el comienzo de toda buena relación: atreverse y confesarse.







Cosa fea dedicada al mejor sensei de todos, espero les gustara uvu


Por élWhere stories live. Discover now