Capítulo 1

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Caminaba apresuradamente por el gran patio de la universidad tratando de evitar las miradas de las personas, los murmullos no eran desapercibidos por él pero decidía ignorarlos, de todos modos no es como si pudiera hacer algo más. Llegó al edifico principal, abrió las puertas y entró, los pasillos estaban repletos de personas, tragó saliva y agachó su cabeza tratando de no ser visto. Sólo dio unos cuantos pasos cuando escuchó lo que temía.

- ¡Ahí viene el virgen! – Gritaron a lo lejos.

Sintió como un escalofrió le recorrió el cuerpo, apretó sus libros contra su pecho en un vano intento por sentirse protegido. Aceleró su paso y caminó en dirección a su casillero.

Las burlas de las personas eran algo con lo que debía lidiar todos los días, él nunca había pensado que su virginidad era un problema, él pensaba que era algo único y especial que debía ser entregado a la persona con quien decidiera compartir el resto de su vida, no le agradaba la idea de tener sexo desenfrenado con cualquier persona sólo para saciar aquellos vulgares deseos carnales, sobre todo en la universidad donde todos tienen las hormonas alborotadas al cien y lo único en lo que pueden pensar es en sexo, sexo y más sexo.

Podía ser un poco anticuado para su edad y aunque él pensaba que era lo correcto ahora que todos lo sabían lo veía como si fuera un castigo.   

Nunca había tenido una relación a pesar de su apariencia, era bajito y de complexión delgada, tenía grandes ojos azules y cabello castaño, piel bronceada y bonita sonrisa, era un poco afeminado, cosa que llamaba demasiado la atención sobre todo entre los hombres, pero su timidez le impedía socializar con las personas más allá de la amistad.

Tal vez ese era su problema, cuando alguien se le acercaba tartamudeaba, hablaba incoherencias y se sonrojaba como si fuera un tomate, pero cuando estaba con sus amigos hablaba, bromeaba y reía como si no hubiera mañana, posiblemente las penetrantes y descaradas miradas que los extraños dirigían hacia él tenían algo que ver.

Estaba seguro de que si seguía así llegaría virgen a los cuarenta. 

A pesar de tener veintidós años parecía un niño pequeño, era incapaz de defenderse por sí mismo, es por eso que caminaba con cuidado intentado pasar desapercibido ya que siempre se sentía expuesto y vulnerable.

Divisó su casillero a lo lejos y una ligera sonrisa se asomó por sus labios.    

- Mmm, huele a virginidad – Se burló un pelinegro alto y fornido mientras caminaba hacia él.

No se atrevió a levantar la mirada y se propuso a seguir con su camino ya que sin darse cuenta se había detenido, pero el chico que antes había hablado se paró justo enfrente de él impidiéndole el paso.

- C-con permiso – Susurró bajito, estaba comenzando a ponerse nervioso.

- Hey cariño, yo puedo ayudarte con tu problema – Dijo con voz rasposa mientras apartaba algunos mechones de cabello del rostro del castaño. 

- Y-yo no tengo ningún p-problema – Dijo aún con la cabeza gacha apretando aún más los libros contra su pecho.

- Vamos cariño, tú sabes a lo que me refiero – Dijo examinando la delicada figura del castaño – Para mí sería todo un placer ayudarte – Lo tomó por la cintura y lo atrajo hacia él.

- Suéltame – Intentó separarse pero le era imposible, aquel tipo era mucho más fuerte.

- Tienes una voz muy linda, tus gemidos deben ser maravillosos – Susurró en su oído.

Louis estaba a punto de llorar, sus ojos ardían al tratar de reprimir sus lágrimas.

- P-por favor, s-suéltame – Tartamudeó, forcejeó un par de veces más pegando sus manos sobre el pecho del chico tratando de apartarlo pero su intento fue en vano, el chico afianzó su agarre en su cintura y lo apegó más a su cuerpo.

Inocente Louis | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora