Es todo lo que se aferra a mi.
Desvarío mientras veo a la gente en mi banco.
Todos pintan su banco, a mi me gusta gastado y vacío.
Pero me siento en el a pensar,
¿Me gustas ahora lleno y baldío?
No sé qué pensara la gente de mi barco.
Todos llevan un motor, a remo y vela manejo el mío.
Que hermoso es mi barco pero,
¿Para que tanto esfuerzo en navegar en un barco hundido?
Todos se asoman a su balcón.
Yo decoro con plantas el mío,
¿Amar a las plantas es metáfora o prodigio?
Amar como todos aman a su bala mientras que yo, cargo la mía.
La bala que no sabes a quién ni porqué. La bala que te saca de todo y te recuerda que somos frágiles.
Y a la vez te recuerda que no eres siempre el todo.
Mejor coje tu banco, subelo a tu barco y asómate a su balcón.
Y mientras te hundas abrazate a una bala.
Pero no falles está vez. Que sea de cañon.
Y que te lleve en el mar profundo hasta mi oscura habitación.
Compartamos todo ahogados por lo mismo que nos une a todos y que a la vez nos destruye.
Pero por algo se hunde, tal vez el amor.
