Capítulo 6

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Camino con la vista al frente sin hacer demasiado caso a todo aquello que me rodea. Estoy de camino al coche cuando mi teléfono suena, es mi madre.

-Bomboncito- oigo la chirriante voz de mi madre -A tu padre le han llamado del bufé, tiene que estar en Hong Kong dentro de dos días, ¿te gustaría venirte?- me pregunta. Siempre las mismas preguntas.

-No sé si sea buena idea mamá, tengo mucho que estudiar y los exámenes están a la vuelta de la esquina- por favor, que cuele, por favor, por favor...

-Cielos, lo había olvidado, tienes razón- dice ella como si se le hubiese encendido una bombilla -En ese caso, te quedarás aquí, pero recuerda, nada de salidas sin avisos, y habla con Emilia en cuanto llegues, papá y yo no estaremos, simplemente te estábamos esperando para ver si querías venir- dicho esto me cuelga y pongo una sonrisa petulante en mi cara.

Voy a pasar como mínimo una semana sola, y eso me alegra, me alegra muchísimo. Vuelvo a casa y hablo con Emilia sobre lo que me ha dicho, mis padres van a estar algo más de tres semanas fuera pero la sargento de mi madre ya se ha encargado de dejarme absolutamente todo planificado.

El simple hecho de pensar que no voy a tener a mi madre rondando todo el día por aquí es maravilloso, puedo hacer absolutamente lo que quiera, y en efecto, es lo que hago. Me enfundo mis zapatillas de deporte y ropa cómoda, es hora de volver a los viejos hábitos. Cuando hacia cross, mi especialidad era el campo a través, y desde ese entonces no he vuelto a correr por montaña. Me gusta ir por la montaña, toparme con árboles, esquivar plantas y arbustos, subir, bajar, descender con cuidado pero con prisa... es una metáfora que me viene que ni pintada: muchos obstáculos en el camino, nunca en plano y con subidas y bajadas, pero cuando llegas al final, la vista es maravillosa. Vuelvo a casa exhausta y feliz. Siempre he considerado que estoy bastante en forma, pero el hecho de no ser constante está haciendo mella y cada vez noto más que el esfuerzo es mayor, sea como sea tengo que volver a poder ir a correr sin que la señoritinga me ponga pegas. Al día siguiente me levanto un poco antes, ato mi cabello en una coleta y desayuno pronto.

-Leo, hoy me iré yo en el Range Rover blanco- le digo una vez he acabado de desayunar.

-Pero, su madre me dijo que...- le corto.

-¿Ves a mi madre por aquí?- levanto una ceja y él niega lentamente. Le dedico un sonrisa petulante y él rueda los ojos mientras ríe -Si tu no dices nada, yo no diré nada- suelta una carcajada.

-Bueno... al fin y al cabo, es usted la jefa y yo soy un mandado- le sonrío muy abiertamente y agarro corriendo las llaves de ese precioso cuatro por cuatro que apenas he estrenado.

Es un coche precioso, todo mate, absolutamente blanco en todos sus rincones, incluso los neumáticos lo son, es una lástima que mi madre nunca me deje salir con él, ¿para qué me lo regaló entonces? Llego al instituto contenta, hacía muchísimos meses que no tocaba el coche y tenía muchas ganas de hacerlo.

-Vaya, vaya... ¿cómo que lo has sacado de paseo?- oigo la voz de Gala al bajar del coche, le doy un mini abrazo y sonrío.

-Mis padres se han ido de viaje- le digo mientras me encojo de hombros y ella admira a la maravilla que es mi coche. No me gusta presumir pero la verdad es que es una autentica pasada.

-¡Uh! Eso se merece una celebración- dice ella riendo y paso un brazo por el suyo. Caminamos juntas por el pasillo.

Justo paso por delante de Robert sin mirarle y veo como está hablando muy cerca con Joanne, ¿ya han sacado su perfecta relación a relucir? Me alegro.

-¿Qué coño?- sisea Gala mirándolos. En cuanto Joanne y él nos ven se separan instantáneamente.

Ruedo los ojos y tiro de Gala mientras ella no para de balbucear incoherencias y no deja de preguntarse que es lo que tenía que hablar Joanne con Robert tan de cerca. Noto los ojos de ambos clavados en mi y me pongo tensa, ¡todos me están mirando por su culpa! No me gusta ser la comidilla del instituto solo porque ellos quieran montar un circo.

Campo A TravésWhere stories live. Discover now