16 - Incomodo

67 9 24
                                    

-¿Que haces? -estaban sentados en el living de Ian viendo una película cuando la pregunta de Angelo apareció.

-Acomodarme para estar mas cómodo.

-Lo único que vas a lograr así es que te llegue la sangre al cerebro por primera vez en tu vida. -Ian, quien estaba recostado boca arriba, con su cabeza colgando del sofá, le dedico una mirada de molestia- ¿Que? Es la verdad.

-La única verdad aquí es que eres un idiota y que no eres lo suficientemente gay para conquistarme. -tras decir eso, el albino dio un salto hacia atrás y cayo de cara al piso-. Auch, mi bella cara.

-Te pasa por creído.

-¿No me ayudas a levantarme, porfis? -con un tono lastimero miro al ojigris, quien estaba sin lentes de contacto, el le desvió la mirada.

-No te voy ayudar después que me ofendiste. -Angelo soltó una pequeña risa en medio de su intento de ofendimiento.

-¿Me ayudas a levantarme, oh bella criatura de la naturaleza, oh gran dios del amor, oh arquitecto de los adonis y de las musas? -el pelinegro estallo en risas mientras negaba con la cabeza.

-Nop, te falto algo. -la cara de Ian se torno roja al recordar eso.

-No voy a adular tu pene, seria raro si no lo he visto.

-¿Estas implicando que quieres verlo? -Angelo se paro y llevo una mano a su entrepierna.

-¡Ni se te ocurra! -el albino enrojeció aun mas y se tapo la cara.

-Entonces dilo. -el suspiro de Ian se oyó en toda la sala.

-Oh gran macho verga peluda huevos de acero, ¿me ayudas a levantarme? -Angelo le agarro de las axilas y lo levanto de un tirón-. ¿De donde sacas toda esa fuerza?

-En algo tengo que canalizar mi enojo. -levanto sus hombros, restandole importancia.

-Ahora, ¿podemos seguir con la película?

-¿Te hiciste imagen mental de lo que dijiste y eres el creador de la Torre Eiffel? -la mirada y mente del ruso estaban fijadas en otra cosa, en la entrepierna del albino para ser exactos.

-¡¿PODES DEJAR DE MIRAR MI PENE Y VER LA PELÍCULA?! -la paciencia de Ian exploto y miro a Angelo con autentica ira.

-Mira que si quieres puedo encargarme de bajártela, eh. -pero esa ira se fue por el caño al ver como el ojigris seguía centrado en su entrepierna y parecía muy dispuesto a tocarlo.

-Basta Angelo, en serio, basta. -el japones se sentó en el sofá y puso una pierna de barrera entre su entrepierna y Angelo.

-Aburrido. -no pudo evitar notar que Angelo estaba en una situación similar a la suya cuando lo vio sentarse, vio fijo la película lleno de vergüenza.

La situación se había tornado muy incomoda.

------------------------
No se que fue esto, las hormonas de los chicos we.

¿Recuerdan que dije que iba a actualizar mas seguido? Menti.

Y eso tambien fue una mentira, no se.

Los veo luego.

Mi Compañero de Banco (Saga Toronto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora