El pedregoso lugar proveía un montón de posibles escondites estratégicos, incluido el que estaba usando Sasuke.

---Interesante pero un poco obvio ---dijo su hermano, con el tono de un profesor, apareciendo atrás suyo.

---¡Maldición!. ---Sacó varios shuriken que aún tenía guardados y los lanzó en dirección a su oponente.

Obviamente tales herramientas ninjas solo funcionaban contra los novatos y criminales corrientes en las batallas. Usarlos contra alguien como Itachi no era quizás la mejor idea en ese momento, lo había aprendido de su pelea anterior; pero Sasuke tampoco contaba con demasiado chakra. El cúmulo que le quedaba debía emplearlo con discreción.

«¿Dónde se metió?». La ausencia de su hermano mayor resultaba inquietante». Estás permitiendo que tu mente comience a nublarse, concéntrate, Sasuke».

Ahí fue cuando lo notó, no era que hubiera desaparecido sino...
«¡Genjutsu!».

En cuestión de segundos escuchó el graznido de decenas de cuervos rodeándolo.

---Rindete, recuerda que hay personas inocentes que pueden salir heridas. ---Oyó la voz lúgubre de Itachi entre la bandada.

---Yo también era inocente... y eso a nadie le importó. ¡Shibaku Tensei! ---Gastó una parte considerable de chakra, de repente estuvo harto y deseó que todos aquellos experimentaran su propio sufrimiento, incluso si esto se contradecía con el deseo que antes expresó.

El antiguo miembro de ANBU estaba atónito, desde que él y Sasuke cruzaron sus primeras palabras notó la aparición de algo distinto. No le tomó demasiado reconocerlo como el Rinnegan. Pero no esperaba que ya supiera manejarlo tan bien.

La enorme esfera de tierra, piedra y escombros atrapó al mayor de los hermanos, dejando a los espectadores con un nudo en la garganta. Pero el callado ambiente no demoró mucho en romperse, al igual que el objeto flotante.

Dentro de la improvisada prisión surgió un gigante rojo de aspecto fiero ya familiar para algunos.

---Esto hasta me resulta nostálgico, me dijiste que viniera a buscarte cuando tuviera unos ojos iguales a los tuyos, pues dado el caso... ¡Terminemos esta absurda batalla de una vez, todavía nos queda mucho por hacer!

---Tienes unos ojos iguales a los míos, sí, pero olvidas que son mis ojos. Yo te los di. Cuando tú comenzabas a dar tus primeros pasos en ese camino, yo ya recorría kilómetros.

---Ya veremos si puedes seguir hablando de un modo tan engreído para cuando esto termine ¡Susanoo! ---gritó mientras sentía formarse el esqueleto purpureo.

Todos sabían que el ganador sería definido por los resultados que tuvieran lugar durante los próximos diez minutos, era el tiempo estimado antes de que los dos se quedaran sin chakra.

Sasuke desplegó el Susanoo hasta el cielo, donde lo esperaba su homólogo. Las dos gigantescas espadas chocaron sacando varias chispas hechas de pura energía. La que pertenecía al vengador se estremeció, inclusive podían verse algunas áreas quebradas; algo que no podía evitarse siendo Itachi el poseedor de la legendaria espada Totsuka.

«La Flecha de Indra es el Jutsu más fuerte que tengo actualmente, si retrocededo un poco podría acertarle al un disparo pero al hacerlo corro el riesgo de ser atacado por la espalda». Evaluó la posibilidad.

Itachi lo vio alejarse deprisa y no tardó en conectar hilos: iba a lanzar un ataque de larga distancia... el asunto era ¿cuál?

Ambas armas, el arco y la flecha, hicieron presencia súbitamente. Las corrientes eléctricas que componían esta última brillaban como relámpagos recoriendo el cielo en una noche oscura.

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