Capítulo único

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Recibía las visitas de cierto minino con frecuencia, para ser franca me gustaba su compañía, y sin darme cuenta poco a poco empecé a desarrollar sentimientos por él, cada vez que me miraba a los ojos sentía como si el corazón quisiera salirse de mi pecho.

Al principio no quise admitir aquella sensación que nunca había descubierto en mis diecisiete años, y creí que estaba confundiendo el amor con la admiración que le tenía.

Pero cada minuto que pasaba a su lado, fui aclarando todo, y sí, era amor lo que sentía, era algo maravilloso, aquel sentimiento era tan cálido y hermoso, ahora entendía las palabras de Rose .

"El amor es un sentimiento maravilloso, Marinette. Tan solo necesitas encontrar a la persona indicada para descubrirlo"

Y ahora tan solo quería confesarle todo lo que él me hacia sentir, aquella sensación tan cálida que recorría mi cuerpo, decirle un "Te quiero"

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Ambos tenían la mirada fija en aquella hermosa noche estrellada acompañada de la majestuosa luna, el ambiente era cómodo, estar juntos era lo suficiente para sentirse felices y satisfechos. Ella lo miró por el rabillo del ojo, tenía un ligero rubor en sus mejillas, le gustaba estar a su lado, él tenia algo especial que la hacia sentirse cómoda.

En eso una ráfaga de viento golpeó levemente sus rostros, la chica se sobó los brazos intentando entrar en calor, el héroe la miró con ternura.

—Princesa, ¿Y si mejor no vamos a tu habitación? Hace demasiado frío, puedes resfriarte, y no quiero que te enfermes por mi culpa.—Acercó su mano hacia su cabeza, y le acarició el cabello. Podríamos tomar chocolate caliente. ¿Vamos?

—Vale.—asintió sonriente.

Abrieron la trampilla que conectaba el balcón con el cuarto de la joven y entraron sigilosamente, allí la temperatura era demasiado agradable.—Bueno gatito, voy a bajar para preparar lo que has pedido, hay que entrar en calor.

El joven con traje de gato asintió con la cabeza.—Y no hagas ninguna tontería mientras yo no estoy, ¿Entendido?.—le advirtió, mostrándole sus puños, Chat tragó en seco, y asintió. Se sentó en la cama de la chica.

Esta bajó con un poco más de seguridad, temía que el viera algunos de sus secretos, pensar en eso le causaba un gran nudo en el estómago. Llegó a la cocina con sigilo, para su suerte, su madre no se encontraba cerca, ella estaba durmiendo con su padre.

Cuando terminó de preparar las dos tazas de chocolate caliente, subió como si de un ninja se tratase con algunas galletas de chispas de chocolate, dejó las cosas en la mesa de su escritorio con delicadeza, y cuando voltea a ver a su amado casi se desmaya.

Él se encontraba echado en su cama con una posición totalmente sexy, mirando su álbum de fotos de cuando ella era pequeña.

—¿Qué crees que haces?.—alzó un poco la voz.—Te dije que no hicieras ninguna tontería mientras no estaba.

—Princesa, ver tus fotografías de cuando eras una niña no es ninguna tontería. En realidad, debo admitir que de pequeña eras totalmente tierna y adorable, aunque claro, sigues siendo hermosa.—le sonrió con picardia.

El corazón le comenzó a latir a mil por hora, causando que sus mejillas se tornaran de un color carmesí.—Tonto.—avergonzada le arrebató el pequeño libro.—Es molesto que cojan las cosas de los demás sin su permiso, es una falta de respeto.

—Perdona es que me sentía solo y aburrido cuando tu no estabas aquí.— se excusó.—Lo lamento.—hizo una cara tierna e inocente.

Marinette maldijo en sus adentros, aquel chico era demasiado adorable, volteó y no lo miró.—Pero al menos debiste haberme pedido permiso, esto es demasiado embarazoso, no me gustan que vean mis fotos de cuando era un bebé.

Ensayo de Confesión [Marichat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora