Capítulo 4: Días Grises

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Algo faltaba. Estaba segura de eso. No era la ausencia de mi madre, obviamente tampoco la de Larry... ahora comprendo que lo que me faltaba era él: mi hermano Klay.

Hace 11 años recuerdo mi reacción al verlo en los brazos de mi padre, era la cosita más pequeña que jamás haya visto. Y ahora jamás lo veré.

Ese era mi pensamiento mientras jugaba con una cosa rara que pretendía ser mi desayuno, les juro que si esa cosa se hubiera movido aún así me hubieran obligado a comerlo. "No seas mal agradecida" era lo que siempre me decían cuando decidía no comer seguido de varios golpes a la mesa y balones de pelo por parte de todas las chicas de la casa hogar. No era vida pero era mi vida.

Déjenme ubicarlos un poco a la historia de nuevo: Soy Andy, tengo 16 años y en algún lugar del centro de la ciudad se encuentra un niño de 11 años llamado Klay que llora igual que yo en las noches. Ese niño es mi hermano menor el cual alejaron de mí por falta de algún tutor ya que a alguien se le ocurrió morir por un hombre que intentó matar a su hijo y violar a su hija. Gracias madre.

Ahora vivo en una casa hogar con chicas de mi edad en adelante, todas me tratan como si la famosa "Novatada" nunca acabara.  Limpio todo, barro siempre, tiendo a camas, arregló su ropa y soy su costal de Box cada que quieran mientras la encargada del lugar a resigna a preparar la comida cada mañana, tarde y noche sin prestarnos atención. A veces la envidio y me encuentro haciéndole un pedestal imaginario ante su don de ignorar a más de una docena de adolecentesproblemáticas. Cuidado cuando se nos junta el período a más de una.

He dejado de arreglarme y ahora mis ojos que eran escondidos por un largo y grueso delineado negro se encuentran escondidos por unas largas y gruesas ojeras moradas...o son moretones? Ya no tengo idea. También perdi la noción del tiempo y mi mente divaga mas y más preguntandome la diferencia entre lo real y lo ficticio sobre todo las veces que veo a un chico en la ventana de la cocina observandome inerte mientras lavó los trastes, hasta juro que una vez lo vi con 3 individuos más observandome sin que pestañearan. Suponía que era ficticio...hasta que tocaron la puerta.

La encargada abrió la puerta con un gesto que, conociendola, era de felicidad aunque sólo notaba una mueca extraña... aunque era una mueca de felicidad creo yo. Le habían informado de una visita para adoptar a una de las chicas residentes de este lugar y en su lugar hubiera bailado de felicidad aún que sólo me fuera a deshacer de una de ellas.

-Pasen por favor- Pidió amablemente la encargada, me sorprende que tuviera una voz tan firme y dura. Donde estaba esa voz cuando veía como me maltrataba mis compañeras de vivienda? Aún es un misterio para mi peor estoy segura que esa voz dura y autoritaria nunca se volvió a escuchar en esa casa.

Después de darles esa linda bienvenida entró una dama hermosísima que iluminaba todo el lugar con su piel ligeramente bronceada, cabello dorado largo y ondulado que acariciaba cada parte de su espalda y ojos verdes cual esmeraldas que sólo veían el brillo positivo de las cosas.

-Que vivienda tan apropiada para valorar la vida- comentó en un tono tan amable que yo de haberlo dicho hubiera sonado a sarcasmo puro pero en ella sonaba como un sincero alago. 

Seguido de ella pasaron dos jovenes: una niña que se veía más grisasea que yo tanto en personalidad como en vestimenta y un muchacho que reconocí al instante aunque estuviera vestido a modo de haber salido de un funeral...lo más probable es que fuera de otro gato ya que era él. El chico que me salvó de mi padrastro y el que mató al felino. Tanta era mi sorpresa que no me di cuenta de la última persona que entró a la casa.

-Les presentaré a cada una de las jovencitas- la manera en que hablaba era sorprendente. Donde estaba estaba ese léxico suyo cuando el silencio cortante de la ven aparecía?.

La visita tardó las de hora y media y todos estaban hartos de ella menos la señora de cabellos rubios que seguia inspeccionando a cada una de nosotras y, como si fueran a adoptar una mascota se acercó a sus hijos (supongo que eso eran de ella) y les susurró unas palabras que escuché claramente.

-Seguros que la quieren a ella? Recuerden que es un ser humano y requiere atención adecuada- Acaso éramos perros o algo así? A lo mejor era mi imaginación, nadie podía ser tan cruel y menos ella por que a pesar de tales alabras hirientes no contenian mal o burla en su tono. Los dos jóvenes solo la vieron con mirada decidida y acto seguido ellos y la encargada fueron a hablar en la cocina sobre quien sería la afortunada de librarse de ese infierno y , como lo sospechan, fui yo a quien escogieron.

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⏰ Last updated: Jun 10, 2018 ⏰

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Mi sádico RomeoWhere stories live. Discover now