- ¿Quieres hablar de lo sucedido? - su voz se vuelve a hacer presente, esta vez con más insistencia.

Niego con la cabeza, mientras me siento cada vez más hundida en esas sabanas, hundida en lo profundo de mi ser.

- No es tu culpa - pasa sus manos por mis cabellos.

Estallo en llanto, en el presiso instante en el que recuerdo toda la maldita sensación, en que recuerdo lo que le paso a ese hombre, en como estuve a escasos minutos de perder a mi bebé.

- Le falle a mi bebé.

- No es verdad, amore.

Me hago a un lado cuando intenta abrazarme.

- No hagas esto Camila - pide como súplica. - ¿Que quieres que haga por ti?

- Nada.

- ¿Qué puedo hacer para que estés tranquila?

- Bruno por favor...

- ¡Sólo dime! Iría al mismísimo infierno por saber que te pasa.

- Me siento cansada.

Como si entendiera lo contrario, Como si hacer lo opuesto estuviera dentro de sus acciones, lo hace, se acuesta a un lado mío y me abraza con fuerza.

- Te jure que si ese maldito tocaba a mi familia, conocería una versión de mi que jamás había salido y lo hará, conocerá de lo que puedo hacer.

- Ese hombre sólo arruina nuestra felicidad.

- Él no quiere nuestra felicidad, sólo quiere mi puesto.

¿Que vas a decirle ahora Camila? ¿Le pedirás que deje su puesto por ti? Conoces su vida y todo lo que lo rodea, conoces a tu esposo, sabes que lo único que lograría con eso es la muerte. Tu vida será la misma mientras sigas casada con él, convencete a ti misma de eso, aterriza en la realidad - la voz de mi subconsiente se pronuncia de manera alarmante ante lo que me ha dicho Bruno.

- No se lo des.

- Yo sé perfectamente lo que debo hacer.

¿Que es eso lo que no quiere decirme? ¿De qué se trata? ¿porque mi corazón me alerta de que cometará algo que saldrá  mal?

- Bruno,no hagas nada que te coloque en riesgo.

- La palabra "riesgo" siempre está presente en mi vida, y la palabra "muerte" resalta con luces de neón.

- ¿Qué haras? ¡Merezco saberlo!

- Tú sólo tienes que estar en reposo, sólo eso.

No me lo dirá, como todas la veces que planea algo y no lo menciona. Así que me limito a hacer lo que los médicos recomendaron descansar, no salir de la habitación. 

Me sentía extremadamente nerviosa, porque podía ver a ese hombre en cualquier lado de la mansión, su sombra me seguía, me causaba escalofríos el tan sólo escuchar su nombre.
Me causaba miedo, lo que Bruno estuviera ideando.

- Te traje el desayuno - dice entrando una pequeña charola.

- Gracias.

- Se que aún estas afectada por lo del bebé, prometo que será todo difierente. Desayuna, iremos a un lugar muy especial.

¿Salir? Sé suponía que guardaría reposo los dos meses siguientes.

Termino mi desayuno y me coloco en pie con su ayuda, subimos a uno de los  autos y este nos conduce hasta el aeropuerto.

- ¿Y estas maletas? - Es lo que pregunto cuando veo a sus hombres sacarlas del baúl

- Viajaremos a Sicilia.

Pasión Italiana (Ya en Físico)Where stories live. Discover now