Continuación de él día anterior uwu
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Después de aquella conmovedora escena, Murdoc estába decidido a entregar la sorpresa que tenía preparada para su pareja.
-Bueno, ya que tú me entregaste mi sorpresa yo te daré lo que tenía preparado para tí- Sonrió el azabache.
-¿Qué tienes preparado?- Preguntó el chico con entusiasmo.
-Ya te lo dije, es una sorpresa- Guiñó un ojo y le sonrió.
Stuart ya no le importaba lo que fuera que le tenía preparado, sabía que seria igual linda que la que él le preparó.
-Solo espera un momento- Salió de la habitación y por lo que pudo escuchar el chico, hizo un llamada, no tardó mucho en terminarla y regreso.
La pareja salió de la habitación y bajaron; por lo que 2D veía, saldrían a algún lugar. El mayor tomó las llaves del auto y ambos salieron de su hogar.
Subieron al auto y este arranco. Stu no sabía a donde irían pero estaba muy emocionado; observaba el paisaje por la ventanilla del auto, escuchaban la estación de radio habitual, y de vez en cuando se miraban mutuamente y se sonreían.
Después de algunos minutos de trayecto, Stuart observó a la lejanía una rueda de la fortuna, y mientras más se acercaban notaba que iba en dirección a una feria local. La mirada del chico se llenó de ilusión y su sonrisa se amplió.
Llegando a aquel lugar, la pareja descendió del auto y se dirigieron a disfrutar la tarde en aquella feria.
-¿Qué te gustaría hacer primero?- Le preguntó el mayor a su pareja.
-Tal vez podríamos ir a los carrizos chocones, o a la montaña rusa o a comprar un algodón de azúcar- Miraba hacía todos lados entuciasmado, tirando del brazo de su pareja.
Sonriente el azabache siguió a su pareja, este lo guió hacía la primera atracción, los carritos chocones.
Ambos subieron a un respectivo mini auto y comenzaron el juego.
Eran las personas con mayor edad en la atracción, pero al parecer eran los que más se divertían. Chocaban contra los pequeños chicos y entré ellos.
En uno de esos instantes, Murdoc se distrajo viendo como su novio de divertía jugando, admiraba aquella sonrisa y como se perdía en aquellas risas, en ese momento no existía nadie más. Pero fue sacado de su estado de completa absorción por un niño que choco por detrás su coche.
-Maldita sea- Murmuró el azabache, mientras veía como el pequeño se escapaba con una sonrisa victoria; perseguiría a ese maldito mocoso para darle un merecido, pero recordó que de eso constaba el juego y además no quería tener problemas en su día especial.
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Después de terminar con aquel juego, decidieron ir a la montaña rusa.
Ya en la fila para la atracción, ambos comenzaron a abrazarse y darse las muestras de afecto normales de ellos; lo cuál era abrazarse, darse algunas caricias y besarse tiernamente.
-Que asqueroso ¿cómo pueden darse esas muestras enfrente de todos?- Murdoc escuchó como una voz femenina hablaba detrás de ellos.
-Lo sé, son unos adefesios- Le respondió una voz masculina.
Al azabache le hervía la sangre ante lo escuchado, estaba dispuesto a voltear y confrontar a aquellas personas, pero observó a su pareja. Esta se retorcía nerviosamente, miraba como jugaba con sus dedos e intentaba aguantar las ganas de llorar.
