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Muchos años después.
El ángel sollozaba sentado en la rama del árbol.
El demonio acariciaba su espalda dulcemente intentando reconfortarle.
―Ya paso, cielo. No hablaban en serio, ellos no saben nada de nosotros. No les hagas caso―le dijo el demonio con voz dulce.
―Pe-pero Tae, tu les oíste, dijeron... dijeron que nosotros no debíamos estar juntos, que un ángel y un demonio enamorados era una aberración―dijo el ángel con la voz rota.
―Son unos idiotas, ángel.
― ¡No digas malas palabras, Tae! ―el demonio rio. Su ángel jamás perdería su inocencia.
―Es que no me parece justo que nos digan esas cosas, Tae. El otro día Hoseok me conto que un demonio llamado...eh... Richard le dijo que él y Yoongi no debían estar juntos. Y otras cosas feas.
―Los demonios son malos de por sí, ángel.
―Pero tú no eres así, Tae―susurró levantando la mirada y acariciando la cara de su demonio. ―Tú eres dulce y bueno. Y siempre quieres hacerme sentir bien.
―Pero solo a ti, pequeño ―el ángel sonrió ante esas palabras y suspiro. ―No sé por qué tienen que ser malos. No solo por lo que nos dicen, sino que también llegan a ser crueles en otro sentido. Yo no quiero que me digan cosas malas, Tae. Yo no digo cosas malas.
Taehyung suspiró. ―Verás, siempre habrán personas que solo buscan hacerte daño sin razón aparente. En nuestro caso son algunos demonios y, siento sinceros, algunos ángeles. Pero por ejemplo, en la tierra, hay humanos crueles y muy, muy malos que ven su mundo con otra perspectiva, una perspectiva cruel.
― ¿Cómo aquel hombre malo de hace unos años? Ese tal...Hillary, Hitmond...
―Hitler―corrigió Taehyung. ―Y si, él es un buen ejemplo. Sus ideas hirieron.
―Pero allí también hay gente buena, ¿verdad?
―Si. Al igual que aquí están los ángeles (algunos), allí están personas buenas que quieren ayudar y ser amables.
―Pero Tae, a ellos también les hacen daño sin ellos haber hecho nada―dijo el ángel confundido.
―Y a ti también te hacen daño sin haber hecho nada, cielo. La gran diferencia es que aquí solo te defiendo yo, y en la tierra te defienden más personas que te apoyan.
―No...no entiendo. Aquí nos enseñan a no inmiscuirnos en temas ajenos.
―Sí, pero allí es distinto. Aquí nos enseñan a calmarnos y a no hacer caso, y si alguien ajeno a ti te defiende, te castigan. Pero allí no es así, allí la gente puede defender.
― ¿Y no les ocurre nada? ―pregunto sorprendido.
―Bueno, cargan con lo que los demás digan de ellos.
