La mala reputación

Magsimula sa umpisa
                                    

—¡Efectivamente, señoras y señores! —Mira de nuevo a cámara, otro golpe de efecto—. Alonso de la Vega, el hijo pequeño del Capilla, habría dejado embarazada según mis fuentes a una chica en los Estados Unidos. Por lo que he podido saber, la muchacha abortó, pero a cambio le pidió al menor de los hijos del Capilla una suma importantísima de dinero.

Entonces entra Bonet, conductor del programa y gilipollas sin remedio, con esos andares de prepotencia que a Raúl tanto le sacan de quicio. Piensa que la mayoría de sus colegas son una pandilla de inútiles buenos para nada, aunque en realidad eso es lo que más abunda en el mundo de la farándula, quizás por eso le ha resultado tan fácil siempre hacer lo que le diese la gana. Con tener algo de cerebro basta para llegar alto, eso o pagar un buen agente. Pero Raúl no tiene agentes, todo lo suyo prefiere gestionárselo sin terceros pululando por ahí. Siempre ha pensado que para hacer las cosas bien uno tiene que encargarse por sí mismo.

—¿De cuánto estaríamos hablando? —Pregunta Bonet, que en realidad solo está repitiendo lo que probablemente quiera saber el público.

Raúl ladea una sonrisa en ese teatro de guiones a medio terminar y kilos de silicona, la pantomima es su mayor virtud. Se dirige de nuevo a los telespectadores, seguro de sí mismo, altivo.

—No está asegurado —advierte—. Repito, no está asegurado, necesito que me lo confirmen mis fuentes, pero podríamos hablar de una suma entre diez y veinte mil euros.

Bonet abre los ojos, emulando un gesto de entre sorpresa y horror, puro teatrillo para encandilar a las masas. Entonces, tal y como le han indicado desde producción, se voltea hacia la cámara sin alterar su cara de circunstancias y hace un gesto cortante con la mano.

—Señoras y señores, no se despeguen, no se vayan, le pido apenas cinco minutos. Cinco minutos para poder terminar de digerir esto. Volvemos inmediatamente con el bombazo de la semana, solo aquí, en Qué te cuentas.

El director grita corten y todo el mundo se relaja de repente. La mascarada se revela entre las sombras, con rostros cansados y miradas esquivas. Nadie se grita entre bastidores, aquellos que no se soportan optan por ignorarse, sencillamente. Cuando las luces se acaban el teatro llega a su fin.

Bonet se retira en seguida, como diva que es, a beber si agua con gas y tomarse un tentempié. Raúl baja de la tarima, necesita un cigarrillo antes de volver de publicidad, lleva cerca de tres horas sin echar una calada. Se dirige rápidamente hacia la zona de entre bastidores para salir por la puerta de emergencia, tiene poco tiempo pero el suficiente.

—Siempre me fascina cómo averiguas todas esas cosas.

Frunce el ceño al escuchar esa voz, justo antes de abrir la puerta. Lo único que quiere es fumarse un puto cigarrillo en paz, no tiene tiempo ni ganas para discutir con hurracas.

Martina Latini se halla justo a su lado, con los brazos cruzados y una ceja enarcada. Esa mujer que alguna vez fue un icono para su generación y ahora ha quedado reducida a payaso de circo sigue manteniendo su actitud prepotente pese a ser una estrella venida a menos. En realidad es de las pocas personas con algo de cerebro en ese programa, y en el mundo de la prensa rosa a nivel general, aunque siempre le han podido los sentimentalismos.

—Siento haberte pisado la noticia de los Kennys, pero tampoco tenía demasiado futuro. Ese par ya no le interesa a nadie.

Lejos de ofenderse, la mujer achina sus ojos azules, clavándolos en él. Raúl saca pecho, es una pelea de gallos, no puede ser menos.

—De la Vega se va a poner hecho una fiera cuando se entere de esto —canturrea, hay cierto matiz burlón en el tono de su voz—. Estoy segura de que se las ha apañado para que semejante papelón quede lo más enterrado posible. Y vas tú y lo sacas a la luz cuando apenas hace una semana que Alonsito anda por España.

Giro de guionTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon