Primer Día En El Castillo

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Evan

El cielo estaba de un bello azul con nubes que tenían apariencia de pequeñas manchas, el sol estaba brillante y en su punto más alto.

Me dirigía hacia el castillo observando lo maravilloso del reino, tenía mucho tiempo que no lo había visto.

Después de la guerra la reina Elin propuso poner en el límite del reino unas torres que nos mantuvieran a salvo de las sombras, estas tenían magia pura en su interior y sólo podías acceder al reino por la entrada principal si los guardias lo permitían.

Me habían asignado ese puesto hace dos años y no había regresado al reino en todo ese tiempo no porque no pudiera sino porque no tenia a nadie que me esperara. Ahora que estoy aquí es por cuestiones de trabajo, los reyes me mandaron llamar y eso me ponía nervioso no lograba entender por que me necesitaban a mi teniendo mejores soldados para trabajar en el castillo.

Tarde un poco más de lo debido en llegar al castillo por ir despacio contemplando las calles y a las personas.

Todo era tan hermoso tal y como lo recordaba, el abuelo me traía una vez a la semanas al reino cuando era pequeño ese día era el que más me gustaba y lo esperaba con ansias, pero después, a los 10 años pude entrar a los campos para formarme y ser un buen soldado pasando 6 años ahí encerrado sin ver al abuelo y sin ir al reino. Un año antes de que saliera del campo de entrenamiento el abuelo murió y me quede solo.

Las inmensas puertas del castillo estaban frente a mi, eran de un color plateado brillante con diamantes incrustados en el centro y una pequeña flor-campana en el lado derecho. Toque la pequeña flor y espere a que las puertas se abrieran, el guardia no tardo mucho en apacer.

-¿Eres tu el soldado que mandaron llamar?- me dijo un hombre robusto de piel oscura y voz gruesa.

-Si señor, aquí está la carta- respondi entregándole el sobre que recibí tres días atrás.

-Muy bien sígueme.

El hombre me dejó pasar, cerró los grandes portones y me guio por un cendero de flores aromáticas hasta llegar a las puertas del castillo. Estas eran de un color marrón mate con pequeños dibujos en color bronce. El hombre las abrió sin ningún problema dejándome pasar, después de cerrarlas me guio por una serie de pasillos muy elegantes, había muchas pinturas, flores, alfombras con detalles pequeños y más puertas.

El hombre se detuvo enfrente de dos puertas grandes y las abrió.

-Mi señor aquí esta el joven soldado que mandaron llamar-dijo el hombre mientras entraba en la habitación.

-Hazlo pasar y puedes retirarte.

-Por supuesto mi señor- el hombre salió de la habitación, me indico que pasara y luego se fue.

Entre a la habitación era muy grande como todas las habitaciones en un castillo, estaba repleta de libros y había un escritorio donde estaba el rey.

-Mi señor- lo salude haciendo una reverencia.

-Mucho gusto en conocerte, ¿como te llamas hijo?.

-Mi nombre es Evan, señor.

-Evan ¿qué?.

-Solo Evan mi señor.

-Esta bien muchacho, de seguro ya quieres conocer el motivo de que te allá mandado llamar.

-Si, mi señor.

-Bueno pues hoy es tu día de suerte muchacho, trae todas tus cosas que ahora trabajarás aquí en el palacio.

-Espere, ¿usted quiere que trabaje aquí? Pero ¿porqué?.

-Mi muchacho porque eres el indicado para el puesto así que ya no hagas más preguntas y ve a casa trae todo lo necesario y te veo mañana temprano cuando el sol esté saliendo, o ¿no quieres el trabajo?.

-No, mi señor, claro que lo quiero es una gran oportunidad y no se preocupe mañana estaré aquí- esto era realmente maravilloso trabajaría en el castillo como el abuelo lo hizo en su tiempo.

-Bien muchacho entonces nos vemos mañana a primera hora y ya mañana te explicaré cual es tu trabajo. Puedes retirarte, afuera esta Deacon el te llevará a la salida.

-Gracias su majestad y hasta pronto.

Salí de esa habitación realmente feliz y emocionado, como me había dicho el rey ahí estaba Deacon esperándome.

-Vamos sígueme- dijo dando vuelta para regresar por donde habíamos llegado.

Me despedí de Deacon, salí del castillo y estuve toda la tarde recorriendo el reino. Compré algunas cosas que me faltaban y regrese a la casa que había comprado cerca del rio ya que no podía regresar a la del abuelo por que me sentiría muy mal viviendo ahí.

Ya en la casa acomode todas mis cosas en una mochila y me fui a dormir emocionando por la llegada de la mañana.

Todo iba a cambiar al día siguiente...

Reina De Dos CoronasWhere stories live. Discover now