—Sabes que tienen mucho poder. –le dijo tanteándola. — Tanto, que no sé si podremos mantenernos seguros si conseguimos lo que pretendemos, algo que, por otra parte, ellos se van a encargar de ponérnoslo bastante difícil.

—Soy consciente de todo, precisamente por eso me estoy ofreciendo. Creo que si unimos fuerzas tendremos más posibilidades de terminar con el Club.

Kalen se frotó la nuca con una mano, tampoco había podido dormir y el cansancio empezaba a pasarle factura.

—Está bien, —respondió al final. — pero quiero que tengas cuidado y que no hagas nada que pueda exponerte sin avisarme antes, ¿entendido?

—Sí, gracias.

—No me des las gracias, Vera. Hay otra cosa que te quiero pedir.

Vera suspiró, a pesar de su respuesta hosca, sabía que Kalen se preocupaba por ellas y empezaba a sospechar por donde iban los tiros.

—Se trata de Arwen. –le habló mirándola directamente a la cara, con la intención de que viera que era totalmente sincero. — He hablado con ella, le he descrito todas las razones por las que no es bueno que estemos juntos, y creo que he conseguido lo contrario de lo que me proponía. Tienes que ayudarme, Vera. Tienes que convencerla de que se aleje de mí.

—¿Tú no quieres mantener una relación con ella? – indagó prestando más atención a su expresión corporal que a su respuesta.

—¿Qué tiene eso que ver?

—Mucho, y acabas de responderme. — Cuando volvió a hablar lo hizo en un tono mucho más dulce y conciliador. — Mira, Kalen, comienzo a tener mis dudas, ¿sabes?

—¿A qué te refieres?

Los ojos de Kalen brillaban con nerviosismo y estaba aumentando a cada instante.

—Pues que ya no estoy tan segura de que Arwen no tenga razón.

—No puedes hacerme esto, Vera.

Kalen se veía tan derrotado que no se pudo negar.

—Está bien. Intentaré ayudarte, pero de una vez te advierto – le apuntó con su dedo índice sacudiéndose en el aire. — que no puedo controlar lo que ella siente. Le puedo dar un consejo, Kalen, pero mi hermana es lo bastante mayorcita como para hacer lo que le parezca.

—Eso me basta, Vera. Gracias. –el alivio se reflejaba en la expresión de su cara. — Sé que todo esto no es fácil para ti, y te juro que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que no os pase nada, a ninguna de las tres.

Vera se adelantó y lo rodeó con sus brazos. Kalen al principio se sorprendió, pero luego levantó los brazos y la abrazó también.

—Ten mucho cuidado, Kalen.

                                                                                            **********

Kalen las detuvo con una seña en la entrada del piso que las tres compartían. Él pasó en primer lugar, moviéndose sigilosamente hasta comprobar habitación por habitación asegurándose de que nadie había vuelto a entrar allí desde la última vez.

Arwen sentía los nervios a flor de piel, después del miedo que había pasado cuando habían entrado en la casa mientras ella dormía. Kalen regresó caminando tranquilo pero cabizbajo haciéndola sentir emociones contradictorias. Por un lado, sentía alivio al comprobar que nada extraño parecía haber ocurrido en su ausencia, y por otro, ese afán protector que le hacía desear quitar toda esa oscura tristeza que lo rodeaba.

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