Capítulo 7: Distancia

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- ¿Qué? ¿Ahora? No puedo irme aún, estoy esperando un telegrama...

Estaba colocándose los zapatos cuando Nicanor se levantó y comenzó a hurgar entre los bolsillos de la chaqueta que había dejado en el perchero al entrar y sacó de ella un papel grueso que le tendió con suavidad.

- Aquí está. Lo recibí antes de entrar.

Por unos breves segundos temió que el mensaje contuviera algo que dejara entrever el engaño, pero él despreocupadamente le dejó el telegrama en sus manos, indicándole -sin saber él- que no había nada de lo que temer.

"Te espero entre hoy y mañana. Buen viaje." Decía el papel de su tía, el mensaje era corto y conciso para no gastar dinero innecesario. Se calmó al obtener respuesta (una respuesta positiva), y en ese momento, sabiendo que tenía un lugar seguro al donde llegar, se reanimó de inmediato y los fantasmas de la terrible pesadilla se desvanecieron ante la vigorosa esperanza que avivaba su ser.

- Bueno, la valija está lista, faltan unos detalles simplemente. Puedo irme hoy. -Dictaminó secándose la humedad que le quedaba alrededor de los ojos.

Vio en la mueca de Nicanor el descontento que le provocaba que ella se fuera sin él y que lo dejara solo en ese pueblo ingrato, pero asimismo, también vio en las vueltas que se dio acariciándose el bigote que estaba intentando controlarse y tolerar todo sin chistar.

El comisario suspiró y se tropezó levemente con la valija que estaba en el suelo cerca de la ventana, la levantó en silencio y la dejó sobre la cama antes de mirar su reloj, con expresión de estar calculando algo se mantuvo así por varios segundos antes de levantar la cabeza y mirarla.

- ¿Te parece si almorzamos y te voy a dejar a la estación? Estamos a tiempo para que puedas irte en el segundo tren de la tarde.

- Me parece perfecto.

Y ahí estaban ambos, en la estación de trenes de Chillán, sentados en una banca bajo la sombra de un árbol, intentado esconderse del calor de Enero. Nicanor había vuelto y se había sentado a su lado mientras le echaba un vistazo al periódico sin mucho interés.

Luego de unos minutos de silencio lo dobló y se volteó para hablarle.

- Cuando regreses, me gustaría conversar contigo. -Comenzó él y esperó su respuesta.

No parecía preocupado, ni tampoco molesto, sólo serio.

- Claro, ¿de algo en particular?

- De nosotros.

Debió haberlo mirado algo asustada, porque él se rió y la calmó de inmediato.

- No, no, tranquila, no es nada malo.

- Bueno, cuando vuelva.

Dobló el periódico, se lo dejó sobre su cartera, posteriormente se levantó y se arregló el traje.

- Bárbara, ¿Y cuándo será eso? ¿Cuándo volverás? -Le consultó mientras se estiraba el cuello de la camisa.

- No lo sé, Nicanor. Supongo que en una semana, cómo menos.

La pregunta la pilló desprevenida, la verdad ella no sabía de cuánto tiempo disponía, ni tampoco de cuánto tiempo necesitaría parar lograr lo que quería.

¿Pero qué quería en realidad? ¿Cuál era el objetivo principal de aquella huida clandestina a la capital? La verdad es que todo estaba sobre la marcha y ni siquiera estaba segura de cuál era su plan desde ese momento en adelante. ¿Qué estrategia utilizaría para llegar hacia Mercedes? ¿Qué excusa? ¿Necesitaba una excusa?

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⏰ Última actualización: May 29, 2018 ⏰

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