Capitulo 1 / Mitos de una vida feliz

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Mitos de una vida feliz

Desde pequeña he visto mi casa algo oscura y fría, nunca entendí porque era la única diferente de todo el resto de casas, ¡hasta hoy! aunque nunca me he sentido tan yo en otro lugar, desde la ventana de mi horrorosa casa, las sombras y la soledad me consumen, pero me siento segura, porque es mi espacio, mi esencia y se que suena extraño pero cuando aprendes a lidiar con tu situación cotidiana sea la que sea, el día que cambia te sientes en otro mundo, así que mi guarida, mi refugio es esta ventana de madera cubierta de termitas, podrida de tanta lluvia y sol de ha pasado por aquí, mas de la primera, porque estamos en invierno, así que el sol no es muy común en estos días, me gusta escuchar la lluvia en las tardes al llegar a mi hogar y raspar con mis uñas débiles y mordidas la poca pintura amarilla que aun tiene la vieja ventana, mi psicóloga dice que es un reflejo de mi ansiedad, ¡es una profesional!, se graduó y por eso cree que me conoce, como sea no he vuelto a tomar mi medicina desde el verano pasado y decidí seguirle la corriente en todo, lo que la convierte a ella en la loca, ¿¡no crees!? es irónico que con tantos títulos y experiencia no vea que la terapia se la doy yo a ella, pero bueno es miércoles y por hoy no tengo que ir con la psicóloga para fingir, solo estaré aquí en la ventana y vamos a ver que vida se arruina este día tan lluvioso, desde hace unas semanas he observado a mis vecinos los Saleme, una familia muy extraña, por un lado esta Rosy Salame, una mujer de estatura promedio, blanca, muy blanca, mas de lo que mis ojos deben aguantar, delgada y obsesiva por el ejercicio, es pasivo - agresiva, ¿por que lo se? mis terapias no han sido del todo perdida de tiempo, en las dos horas de tratamiento suelo preguntar por las conducta de todos aquellos a los que observo, me entra una necesidad de descifrarlos y saber que piensan y como actuaran.

Ella es una mujer muy insegura y aunque parece que siempre tiene el control, todos los días, mas o menos a las 4 p.m tomo mi sillón preferido con mis dos cojines favoritos de color blanco y me siento por 30 minutos a ver llorar a la gran Rosy Salame, saben, se siente bien al verla destruía porque se que yo no soy la única en este mundo de locos, a las 4:30 p.m seca las lagrimas de sus mejillas, se viste con su ropa deportiva y empieza su rutina de ejercicios, creo que es una catarsis y con el ejercicio saca todos sus demonios, o tal vez solo busca aparentar una vida sana y perfecta, aun no la descifro por completo, luego de su extensa rutina de sudor y altas pulsaciones cardíacas, se dirige al baño y ahí no la vuelvo a ver por hora y media. en ese momento llega Carlos Salame, el señor de la casa que tal parece nadie lo espera al llegar, así que abre la puerta que al moverla produce un ruido desagradable que le recuerda que tiene que echarle un poco de aceite a las bisagras, da unos 4 pasos hasta el primer sofá, y como si fuera un herido de guerra se deja caer en el mueble, afloja su corbata que siempre es de colores básicos y oscuros , toma una gran bocanada de aire, agarra su teléfono celular que siempre es de la mas alta gama y hace una vídeo llamada con alguien que a mi parecer tiene mi edad, pero la verdad no creo que este en el colegio, se ve contento y no parece preocuparle la parecencia de su esposa, es tan patético y me atrevo a decir que ridículo verlo mandar besos a la pantalla, riendo y diciendo frases de amor, que siento que veo un programa de comedia. No importa que estén en el mismo espacio, los esposos Salame no se ven a los ojos, no comen juntos y la única vez que se hablan es para salir en los instagram stories y aparentar que se aman mas que nadie, termina el "en vivo" y ella sube al segundo piso, pero él entra en una habitación de la planta baja, lo que me hace suponer que duermen en cuartos separados y que por ende no se tocan ni un solo pelo con deseo, así ella haga ejercicio por 2 horas todos los días.

No tienen hijos y la única visita que reciben los fines de semana es el padre de ella, al cual llaman "Pibu" un sobre nombre muy particular del cual no conozco la historia, así que hay acaba el día para los Salame, y al siguiente día repiten todo como si estuvieran programados por un software con virus, al ver que se apagan las luces me doy cuenta que el rato donde me creo Dios y juzgo a todos se acaba, entonces veo mi vida que es igual de asquerosa que la de los Salame, solo que ellos aparentan que no es así y a mi me toca conformarme con estar en esta vieja ventana.

Desde la ventanaWhere stories live. Discover now