Lo miro con indiferencia. Miro su fuerte torso cubierto por una blanca camisa cara, corbata carmesí y pantalones azul oscuro, con indiferencia. Miro el desafío en sus ojos cobalto, con indiferencia. Y observo como mi indiferencia le molesta. No entiendo por qué. Solo le estoy pagando con la misma moneda cuando él fue al supermercado Edmon y me trató como si no me conociera. Ni siquiera intercedió por mí cuando su amiguita-lapa-rubia, me insultó diciéndome tonta. Pff.

—El examen final fue suspendido —anuncia. ¿Cómo? Todos susurramos y nos miramos con extrañeza. Tanto repaso, regaños, exigencias, ¿y todo para nada? Él explica—: En la reunión de esta mañana con el director Roldán se me comunicó que en vez de presentar el examen, haremos un trabajo especial de álgebra que contará para su nota final. Así que —él hace una mueca de disgusto—, seguiré viendo sus caras y ustedes la mía —se regodea—, hasta el viernes que es cuando entregarán dicho trabajo especial. Harán grupos de cuatro y hoy les entregaré el material que resolverán. Pueden ir a la biblioteca o a donde quieran. No me interesa en lo absoluto el lugar que escojan para reunirse. Solo me interesa que el trabajo esté encima de mi escritorio el viernes a las dos en punto cuando al fin termine el semestre escolar. Mientras tanto, seguiremos repasando ecuaciones algebraicas aquí en el salón porque sé que las aman tanto como yo —termina con un sarcasmo y que me hace bufar en silencio.

Alguien alza su mano, y el profesor, con su ceño fruncido, asiente para que hable.

—¿Podemos escoger a los miembros de cada grupo? —David pregunta un poco ansioso.

El profe niega: —No. Yo mismo escogí a los estudiantes que formarán cada grupo para que haya igualdad. —Él se pasea por el aula con sus manos entrelazadas en su espalda—. Me explico, tú de seguro que escogerías para tu grupo a los chicos más inteligentes de la clase. Entonces ellos harían todo el trabajo y tú solo te recostarías a mirar o a jugar con tu IPhone —lo mira y alza una ceja en interrogación—. ¿Me equivoco?

David se pone rojo mientras lo mira con enojo y desafío, pero no se defiende porque el profesor tiene razón. Él es de esos estudiantes que sacan buenas calificaciones a costa del esfuerzo de otros.

El profe va hacia su caro maletín y de allí saca unos papeles, luego se sienta en una esquina del escritorio. —Leeré la lista una sola vez, así que anote los nombres de los compañeros que le tocó porque no voy a repetirlo. Son veintitrés estudiantes, así que habrá un grupo de tres solamente. Comenzaré por ese. Evenin Roa, Anthony Meléndez y Juan Carlos Cruz. Uno de ustedes tres, pase al frente para buscar el material. El próximo grupo de cuatro lo formarán...

Anthony se levanta mientras el profesor continúa hablando. Al menos, me tocó un buen grupo, y sé que todos trabajaremos de igual manera. Miro a mis dos compañeros y les sonrío. Ellos alzan sus pulgares para demostrar que también están de acuerdo con la decisión de Grullón.

Cuando él termina de mencionar cada grupo, se levanta del escritorio. —Y ahora —él va hacia el pizarrón—, saquen su libreta y un lápiz para que resuelvan estas cinco ecuaciones. —Mientras sigue escribiendo números y símbolos, saco mi libreta y luego masajeo mis sienes. Anoche no dormí muy bien y me está empezando a doler la cabeza.

Grullón mira su reloj de plata. —Tienen diez minutos y cuando terminen, pasen por mi escritorio porque voy a corregirlos uno por uno. No me defrauden porque a estas alturas ya deberían resolver ecuaciones con rapidez, con facilidad y con un resultado perfecto. —Él nos mira a todos y luego vuelve a su escritorio.

Copio todos los ejercicios en mi libreta y luego comienzo a resolver el primero, después el segundo y así sucesivamente hasta que lo termino todos. Suelto mi lápiz y apoyo mi cabeza sobre mi mano derecha. El dolor de cabeza empeoró y tengo náuseas. Creo que es migraña. Cierro mis ojos y me concentro en relajarme a ver si pasa porque no puedo llegar así a mi trabajo. No puedo enfermarme. Inhalo y exhalo pausadamente por no sé cuánto tiempo...

Profesor Grullón (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora