01. Condón roto

79 10 9
                                    

— No quiero más — dije sobando mi barriga — Creo que no debí tomar tanto refresco —

Mi pizza estaba a mas de la mitad, él solo se limitaba a mirarme como diciendo: "¿Enserio?" Y yo solo daba una sonrisa muy falsa que daba a entender un simple pero eficaz "Ups"

— La pediré para llevar — dice tomando dos pedazos que se come rápido

Lo , es un jarton

— O cometela toda, veo que quieres más — Sonreí

— He quedado lleno, solo soy lambucio — rió — te dará hambre luego, la llevaremos — se levanto y fue a donde el chico que nos atendió

Choque mis uñas contra la mesa varias veces como si de un tambor se tratara. Sudaba como un puerto, estaba muy nerviosa.

Hoy era él gran día, no podía dejar de pensarlo a cada momento, una parte de mi decía:

Cher, piensalo bien, ¿en realidad quieres esto? Nadie te esta presionando, él puede esperar, ¡Sal corriendo! Tienes chance hasta llegar a la casa.

Ah, pero otra parte de mi decía algo más como:

No te engañes, amiga, sabes que quieres esto, estas mas que segura, esto es lo que sientes cuando estas a punto de hacer algo que quieres pero te da miedo porque eres bien miedosa, ahora nada de arrepentimientos, ¡no seas estúpida!

Si, yo misma me confundía cada vez mas; por primera vez en mis cortos quince años desee tener a una amiga casi que hermana para contarle lo que estaba apunto de hacer y que me diera una gran cachetada o me dijera que adelante.

Respire profundo, y sonreí cuando lo vi volviendo a la mesa con la pizza envuelta en una bolsa de papel marrón

— Listo, ¿nos vamos? — sonrió

— Sip — dije levantándome torpemente. Me dio la mano y salimos del lugar

Gracias a que tenemos quince años, y que en este país no pasa eso de recibir una licencia a los dieciséis, nos tocaba esperar transporte en una de las tantas paradas de autobús

Si, un glamuroso autobús donde guindan chicos con gorras y en franelillas mientras gritan a donde se dirige el auto, y si la gente iba para allá, lo paraban sacando su dedo índice hacia la calle, el colector le indicaba al chofer que parara, claro, sin estacionarse, mientras gritaba algo como: "suban, suban"

Mi pequeño gran descuidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora