U n o

2.4K 193 23
                                    

Era la única forma de poder salir de ahí.

No es que quisiera matarme, no, claro que no. Simplemente necesitaba llegar a él.

Y saciar mi mente.

Su mirada oscura y la forma en que miraba el fuego en sus manos... se repetían una y otra vez en mi mente. A pesar de no recordar que había pasado ayer, ni antes de ayer, ni mucho menos hace unas horas. Por que no recordaba tener un ayer antes de haber despertado. ¿Qué diablos había pasado?

Sólo si intentaba esforzarme, unas imágenes vagas de Cayden suplicándome que no lo dejara solo venían a mí. Pero tan fugaces como venían, se iban.

Y aquí estaba con mis pies descalzos en la losa del balcón. Blancas en contraste con mi piel más oscura.

Miré al panorama frente a mí. La vida es muy fugaz, ¿no?

—Dios mío... —oí decir a mis espaldas

Volteé sin mucho entusiasmo. Había un chico vestido de uniforme blanco con cara de espanto

—Enfermera, por favor... —murmuró, para luego subir la voz; —¡Enfermera!

Me quedé inmóvil a esperar que hacían.

Cuando llegó una mujer con un uniforme similar al del chico, paró en seco antes de entrar a la habitación.

—S...señorita, quédese justo donde está —levantó sus palmas contra mí, intentando calmarme

Alcé la comisura de mis labios, y negué suavemente

Parecían muy asustados...

—Por favor, no se mueva... —intentó acercarse lentamente hacia mí, pero moví un centímetro mi pie y la chica se detuvo—. Vamos, Elise...

La miré curiosa.

¿Debía hacer algo más arriesgado para que me sacaran de aquí?

Levanté un pie en el aire, y vi como el viento agitaba mi camisón blanco en la dirección contraria.

—Quiero morir con mucha sangre en mi rostro... mucha —murmuré, mirándolos con un intento de parecer maniática

Si, lo sé. No sé fingir bien, pero intentaba parecer un poco zafada.

—Y... quiero que él —apunté al chico—. Lama mi sangre. Cuando esté...muerta ahí abajo. Y se trague cada gota de sangre.

Miré al asfalto a muchos metros de distancia.

Ambos me miraban atónitos

—¿Y bien? —pregunté—. ¡Muévanse, hagan algo! —grité intentando parecer desesperada —¡Ella me quiere matar! —grité golpeando mi cabeza y tirando de mi cabello—. Es una voz muy chillona y... la quiero matar.

Me acerqué corriendo a la enfermera.

—¡Mátela! —grité arrodillándome

La chica le tocó en el hombro al tipo, y le hizo un gesto de que fuera a no sé dónde.

—Tranquila cariño, te vamos a ayudar —asintió nerviosa, mientras tocaba mi cabeza como si fuera una niña pequeña

O un perrito.

Horas después me inyectaron algo al brazo contra mi voluntad, y terminé durmiendo en otra camilla. ¿Cómo sé que no era la misma de hace unas horas? Por qué al despertar me encontré con una habitación estrechísima, y con una abertura cubierta de barrotes que dejaba ver una porción de la luna llena.

Al menos tenía mejor vista. Pero entraba mucho viento.

Si tenía suerte, había logrado lo que había planeado. 

Insane 2: INSIDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora