Dulces licores

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Sin parar caían silvestres flores
sobre nuestras cabezas ya mojadas,
se transformaban en dulces licores.

Y enormes aves por doquier aladas
sembraban frutas de sabiduría
por preciosos corazones regadas.

Mas una sombra ocultaba la vía,
que no era muerte sino igualadora,
para llevarse de aquí el alma mía.

Respiraba sin más saber la hora,
porque mi corazón no temblaba al verte,
sino temblaba al ver el Dios que adoras.

Pues, te ofrezco mi corazón inerte
y mover el amor que dentro vuela
como la paloma de vuelo fuerte.

Mas sin conocer a la flor que anhelas,
yo no puedo enseñarte aquel camino
querida entre todas, querida abuela,
que con ansia marcaba tu destino.

Ven que te muestre querido sapiente:
tengo una espina clavada de rosa,
dice que para aprender una cosa
debo olvidar un recuerdo docente.

Yo no me creo el hablar tan demente
ni de la espina palabras que bosa
¿cuando en tu mente una idea se posa,
por el pasado se cambia el presente?

Pienso que debe el recuerdo guardarse;
debe seguir existiendo añoranza;
viva a tu lado la fiel esperanza;
como la luz nunca debe apagarse,
dentro de ti has de tenerla encendida
como después de la muerte la vida.

-Derechos al autor

Poesías y poemas antiguosWhere stories live. Discover now