Lujuria

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Cuando murmuras con nervio acento

tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca

y recojo en los besos de tu boca

las abrasadas ondas de tu aliento.


Cuando más que ceñir, romper intenso

una frase de amor que amor provoca

y a mí te estrechas delirante y loca,

todo mi ser estremecido siento.


Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,

quiero entonces, mujer. Tu eres mi vida,

ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío

gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,

¡ver tu carne a mi carne confundida

y oír tu beso respondiendo al mío!...


-Miguel de Unamuno


Sed de tus ojos en la mar me gana...

Sed de tus ojos en la mar me gana;

hay en ellos también olas de espuma,

rayo de cielo que se anega en bruma

al rompérsele el sueño, de mañana.


Dulce contento de la vida mana

del lago de tus ojos; si me abruma

mi sino de luchas, de ellos rezuma

lumbre que al cielo con la tierra hermana.


Voy al destierro del desierto oscuro,

lejos de tu mirada redentora,

que es hogar de mi hogar sereno y puro.

Voy a esperar de mi destino la hora;

voy acaso a morir a pie del muro

que ciñe al campo que mi patria implora.

Joaquín Dicenta (1862-1917)

Poesías y poemas antiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora