66. El cortejo de las voces

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Darren y Eliza quieren que le diga a mi hermano que soy Nyx, pero no va a pasar ni en un millón de años.

¡Sería una vergüenza total!

No por ser chica, sino porque, bueno, él tampoco se ha olvidado de aquél incidente.

Me cubro la cara con ambas manos, ya que estoy demasiado avergonzado recordando.

—¡¿Por qué se acuerda?! —grito en mi forma de chica, frente a la ventana del departamento, que han buscado cerca de la casa de la playa. Bajo las manos sintiendo el viento y observo hacia afuera. Bufo —Que estupidez.

"A veces te comportas como niño".

"Tú hermano tiene razón".

"No podemos creer que admitamos eso".

—No puedo —Hago puchero y me agacho en el suelo, agarrándome de la ventana.

"Pobre inocente, casto y puro niño".

"No lo malinterpretes, te preferimos así".

—Las posesivas —Me río y me mantengo en cuclillas mirando hacia afuera.

"No sabes cuánto".

—Si lo sé.

"No realmente no".

—¿Y quién lo sabe? ¿Darren Wein? —me burlo.

"Darren Wein no sabe ni la cuarta parte de lo que somos".

—¿Y yo sí? —Río otra vez.

"Solo un poco más".

—¿Y que me falta saber?

"Muchas cosas".

"Cómo por ejemplo..."

Noto algo negro que me rodea y me levanto abruptamente, dejando de estar agachado. Me giro, pero no veo nada. Es cierto, está dentro de mí, imposible sería verlo. Siento que de repente me presiona el cuello y se me dificulta respirar.

"¿Lo notas?"

"Es la presión".

"Estamos atrapados aquí".

"El universo es más grande que este pequeño recipiente".

"Déjanos mostrarte".

Se expande en la habitación y vuelvo a respirar en normalidad. Veo las estrellas, en el techo de la casa y en las paredes, millones de luces parpadeantes. Una sensación totalmente diferente y agradable.

—Es hermoso —expreso asombrado y con los ojos muy abiertos —¿Qué es?

"Es lo que vemos".

"Es lo que somos".

"Es lo que queremos".

"Es para ti".

—¿Para mí? —exclamo confundido aunque es una sensación gratificante —¿Por qué?

"Somos uno, nosotros, tú, estas estrellas".

Me río.

—No sé por qué siento que me están coqueteando.

"¿Y quién dice que no podemos cortejarte?"

—Porque son voces, obvio —respondo sonriente.

"Lo somos y también no lo somos".

Siento una mano en mi rostro.

"Te lo decimos de verdad, no sabes realmente todo de nosotros".

Un dedo en aquella oscuridad deciende por mi mejilla, pasa por mi cuello, llega hasta mi clavícula y baja un poco más a tocar la herida a través de la ropa, como sino existiera. La piel se me eriza y las escucho otra vez, como un susurro en mi oído, algo muy tenue, que intenta persuadirme.

"Esta herida, puede ser nuestra perdición o quizás no, no lo sabemos, lo único que realmente deseamos es que no queremos separarnos de ti".

Hay muchas manos como que me abrazan y me tocan. Siento como si mi mente se perdiera en algún lugar. Es cálido y no siento la soledad, pero también es frío, y puedo notar como la energía negativa se apropia de mi ser, sin dejarme respirar.

El timbre suena y todo desaparece, caigo al suelo aturdido ¿Qué acaba de pasar?

Es Nyx #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora