Último capitulo /5

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No iba al ritmo suave y abertura necesitada.

–Ya estás mojada, preciosa, carraspeó en su oído, excitado aún más por la excitación de ella.
Deslizaba dos dedos en su interior y los sacaba para pasarlos por su raja hasta su clítoris, frotarla y volver a penetrarla. Amanda no podía evitar mover sus caderas, apretando sus nalgas hacia su erección.

–Necesito que me llenes, Max. Necesito tenerte adentro de mí, dijo con la voz ahogada de placer.

Max retiró la mano y guió su miembro erguido a su sexo hambriento, ella arqueó la espalda para que la penetrara en esa posición, sintió como su longitud la invadía, estaba en el cielo, la llenaba a capacidad, sus músculos se estiraban para acomodar su gran tamaño.

Cuando estuvo completamente dentro de ella se empezó a mover hacia delante y hacia atrás. No iba al ritmo suave y pausado de la noche anterior, había despertado con hambre de su cuerpo, con cada estocada sus nalgas chocaban contra su pelvis; y el ruido aumentó su excitación.
Volvió a brindarle atención a su clítoris, frotándolo con dos dedos rápidamente, ella sintió las cosquillas que se expandían y crecían desde su núcleo, con cada impulso se acercaba más al éxtasis. La frotaba rápido y duro, sus dedos patinaban por su humedad, el placer ya era insoportable, el orgasmo la hizo soltar un grito ahogado mientras su cuerpo so contraía alrededor de él. Apenas sintió las contracciones chupando su miembro, Max vació su semilla que salía a borbotones en ella.

Ambos permanecieron en la misma posición, respirando de manera entrecortada. Cuando Amanda por fin pudo recuperar el aliento se separó delicadamente de Max.
..
–Me voy a bañar rápido y ahora sí vamos a comer, de lo contrario no tendré energías para estos maratones.

Él seguía en la cama con el cabello revuelto apoyado sobre su costado, le regaló una sonrisa irresistible y dijo:

–Trato hecho.

Amanda salió del baño vistiendo un vestido corto sin tirantes. Max contuvo el aliento al verla; era hermosa y sensual, las curvas de sus caderas y su pequeña cintura pedían ser agarradas. Amanda sintió la penetrante mirada de Max como una caricia sobre su piel. Este hombre la hacía sentirse bella y seductora; y la había llevado a experimentar en una sola noche el encuentro más apasionado que jamás había vivido.

Nunca antes un hombre la había acariciado de esa manera, como si fuera algo precioso e irresistible.

Después de la traición de Juan Carlos, esa tarde cuando entró a su oficina en plan de comer un almuerzo sorpresa; y ella fue la sorprendida ,cuando se lo encontró con su secretaria arrodillada entre sus piernas, Amanda se sentía fea y tonta, como si de alguna manera hubiese podido haber hecho algo diferente.

La embargó el sentimiento de que si ella hubiese sido suficiente mujer, él no le habría montado los cuernos con otra.

–¿Todo bien?,
preguntó Max al notar el cambio de expresión en su mirada, como si una sombra hubiese opacado su felicidad.

Amanda sacudió la cabeza para deshacerse de los pensamientos no deseados de Juan Carlos. Quería pasar la página, y el destino le había regalado un guapísimo instructor de windsurf para olvidarse de ese antiguo capítulo en su vida.

– Sí, mejor imposible, respondió con una sonrisa sincera. Aunque mejor que ahora sería comer un plato típico de acá. ¿Conoces a alguien que sepa de un buen lugar para desayunar?.

– Permítame ser su guía, señorita, dijo Max, haciendo un gesto exagerado y señalando hacia la puerta.

En ese instante alguien tocó la puerta de la cabaña, Amanda pensó que quizás era algún empleado del hotel, pero apenas abrió vio a Juan Carlos, vistiendo unos jeans y un camisa gris. Sostenía un girasol en una mano y con rostro compungido le dijo:

––Vine por ti, mi amor.

Te fuiste sin dejarme explicar…

                          Fin

Dedicado:
Nora Patricia Vélez Belmont

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