Capitulo 3: Asesinato

4 0 0
                                    

 Pronto los guardias voltearon al sentir como se desvanecía el calor de aquella luz, Zack intentaba que siguieran fijando su mirada en él, hasta intentó hacer cosas que no aprobaría Emily por más desesperada que estuviera, pero bueno, al fin y al cabo de unos momentos la luz se desvaneció por completo, solo quedo un pequeño libro en blanco. No parecía nada del otro mundo, era pequeño, con pasta común, pero había una cosa que destacaba de este libro, la cual era que el título no podía ser grabado por nadie.

 Los guardias tomaron el libro, pues pensaban que este era lo que quedaba de aquel fragmento de luz, los dos jóvenes soltaron un suspiro, estaban aliviados y a la vez un poco frustrados, en parte no les habían hecho nada a ninguno de los dos, aunque ahora ya no podían descubrir los secretos que albergaba aquel pequeño libro.

 -Vamos Zack no te quedes ahí- susurro Emily mientras seguía a los guardias. Zack se tiró al piso, tal cual como lo había en varias películas de acción, aunque parecía más a como se desmayaban las personas en un melodrama. Los dos se acercaban poco a poco, tan sigilosos como una serpiente y ocultos como un microorganismo.

 Los siguieron hasta el ayuntamiento de la ciudad, en donde, por supuesto que no pudieron entrar, pues ahí era donde trabajaba la mamá de Emily. Sin más remedio los dos se acercaron lo más que pudieron, ¿a dónde iban los dos guardias?, esa parecía ser una pregunta que se respondía sola, pues los dos pensaron que irían a informar del evento al alcalde de la ciudad.

 Las cosas se tornaron un poco más sombrías a partir de aquí, los dos guardias salieron por la puerta trasera fingiendo que habían ido a buscar al alcalde, Zack y Emily aprovecharon esos momentos para dar una pequeña mirada por aquel callejón al que conectaba dicha puerta. Emily fue la primera en acercarse, -¿Qué ves?- preguntó Zack, Emily solo se apartó del borde de la pared haciendo una pequeña seña, pareciera como si el silencio fuera primordial en esos momentos, y lo era por varios motivos.

 Zack dio una ligera mirada, entonces observo una pequeña  escena de asesinato, digna de aparecer en una serie de misterio. Los dos guardias estaban clavados en la pared a partir del pecho, esto fue posible gracias a una pequeña daga, que ninguno de los dos sabía de que estaba hecha, pensaron en utilizar el mismo método que usaron con las muestras de la esfera, pero antes de tomar la muestra notaron algo, el libro, había desaparecido de las manos de los guardias. 

 Los dos estaban confusos y asqueados por tener que presenciar aquella escena, pero que el libro desapareciera, eso no pudo haber sido por arte de magia, puesto que casi nadie conocía de su existencia. Tomaron las muestras de las dagas y salieron corriendo de ahí temiendo que el asesino pudiera regresar.

 Llegaron desesperados a la casa de Emily, los dos se miraron a los ojos y sabían que no le podían contar lo que vieron a nadie, se escondieron en el cuarto sin que el padre de Emily los escuchara llegar. Intentaron usar el método que habían usado con la muestra de aquel fragmento, la diferencia fue que ahora lo hicieron más rápido al ya contar con experiencia.

 Los resultados mostraron una disolución muy oscura, era como si hubieran puesto un frasco de tinta directamente a la bureta. Repasaron lo que vieron en el experimento anterior y pronto entendieron algo, el resultado era el mana del objeto. Emily intentó comprobar esto y saco un poco de su sangre con un alfiler, hizo el mismo procedimiento esperando el resultado de el mana, como esperaba, su resultado era el mismo que el del fragmento.

 Un poco confundidos, ya sabían lo que significaba aquel procedimiento. Volvieron a la escena del asesinato a buscar pruebas o cosas que les ayudaran a encontrar el libro, esa era su prioridad de ahora en adelante. 

 En aquel callejón oscuro, encontraron un pequeño trozo de madera, pulido y lizo, parecía que su peso rondaba en unos 45 o 60 kg, aunque cuando lo levantaron parecía un pedazo de algodón, no pesaba ni lo más parecido a lo que se imaginaban. Indagando un poco más en la escena se encontraron con una sorpresa, las dagas de las que habían tomado la prueba habían desaparecido y junto con ellas la esperanza de poder encontrar mas rápidamente el libro, los cuerpos seguían ahí, solo que ahora las dagas oscuras se transformaron en unos simples cuchillos.

 Los se dieron cuenta de algo importante, sus huellas, estaban marcadas por todos lados, sintieron preocupación instantánea, no podían tomar los cuchillos, puesto que sería aún más sospechoso. Dieron un pequeño suspiro e intentaron recordar algún hechizo que los ayudará, por suerte Emily recordó uno que haría desaparecer a los cadáveres por lo menos, lo conjuró con las manos temblorosas, -¡Asfert!-, pronto el efecto que esperaban se multiplicó, no sabían el porque, pero por lo menos estaban menos preocupados, dieron media vuelta para tomar el pedazo de madera, pero este ya había desaparecido, asumieron que había sido por el hechizo.

 Ahora más confundidos, los dos volvieron un poco más tranquilos al escondite, tomaron cartas en el asunto, Emily tomó una libreta y comenzó a escribir todo lo que habían visto, un libro misterioso, dagas oscuras, un extraño trozo de madera y dos cuerpos muertos. Intentaron llegar a una conclusión sobre el asunto, no se les ocurrió nada, no podían dejar esto a manos de las autoridades, pues todos en la ciudad sabían que ella era la única que practicaba magia en el lugar, eso les hizo llegar a un dato sobre el asesino, era otro mago al igual que ellos. Al ser el único dato que tenían no encontraban más cosas que decir, hasta que una luz extraña comenzó a brillar frente a Emily, eran demasiados problemas para un solo día, la luz hablo, -Hola-, dijo con un tono amable.

OrigenWhere stories live. Discover now