Escuché unos murmullos de parte de las chicas que nos miraron entusiasmadas y con mucha ternura, no pude evitar reír bajo por las caras enamoradizas de las adolescentes.

-¿Te gustan? -pregunté dudoso. Tomó las flores mirándolas maravillada y luego se abalanzó sobre mi rodeando mi cuello con sus pequeñas manos.

-¡Están preciosas! -se separó lentamente de mi. Olió las flores y volvió a rodear mi cuello para darme un apasionado beso.

-Me alegran que te gustaran preciosa. Quise esperarte a que salieras, hoy saldremos.

-¿A sí? ¿Con los chicos? -enarcó una ceja. Asentí levemente con la cabeza y rodeé su cintura dándole un casto beso en la frente.

-Chris ya llegó. Estará con nosotros esta noche, beberemos unos cuantos tragos y la pasaremos bien, como de costumbre -sonreí.

-¡Asombroso! Extrañaba mucho a Chris y sus chistes, hacía bastante falta. De seguro se la pasó muy bien en Alemania.

-Estoy seguro que sí -solté una pequeña risita. -Te ves preciosa con el cabello todo alborotado y sudada -alcé mis cejas sonriendo con pícardia. Golpeó suavemente mi brazo y negó con la cabeza entendiendo el doble sentido de mi comentario.

-Nunca te guardas nada ¿eh? -arqueó una ceja. Negué con la cabeza volviéndola a besar. -Sabes que no me gusta mucho que estés aquí. Distraes a mis chicas y son adolescentes, tienen las hormonas muy alborotadas.

-No tengo la culpa de ser tan guapo cariño -le guiñé el ojo bromeando. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y volví a capturar sus labios en un beso apasionado captando aún más la atención de las chicas. -Me quedaré aquí hasta que termines. No distraeré más -carcajé separándome completamente.

Me senté en el piso en una pequeña esquina, observé con determinación los pasos que hacía mí preciosa novia y lo sensual que se movía, esa mujer era preciosa en todos los sentidos.

Desde lo sucedido aquella noche, me volví otra persona, completamente diferente. Entré en una grave depresión, desahogaba mis penas con el alcohol, descuidé mis estudios y no hacía otra cosa que ir de bar en bar.

La idea de haber perdido a Kelsey fue un golpe muy fuerte y mi subconsciente no dejaba de culparme por ser un jodido imbécil, la cagué hasta el fondo y todo fue mi culpa, eso no lo negaba.

Todos me trataron de ayudar pero yo no hacía otra cosa que ignorarlos, no quería nada sin mí ángel, lo único que anhelaba era tenerla entre mis brazos y jamás dejarla ir, decirle cuanto la amaba y ver sus preciosos ojos grises azulados.

Fue demasiado tarde para recuperarla, se cansó de mis mierdas y decidió alejarse de mi, dejándome un vacío en mi corazón. Merecía toda la mierda del mundo por todo lo que le hice, fui el idiota más grande de éste jodido planeta, la jodí y la consecuencia fue perderla.

Por las noches no podía conciliar el sueño, destrozaba todo a mi paso y lloraba como un estúpido mientras veía nuestra primera foto que nos tomamos juntos.

La extrañaba, la extrañaba como mil demonios, estaba tan hundido en mi depresión que no me di cuenta que dejé todo a un lado, no me importaba ni siquiera yo mismo.

Hasta que llegó Natalie a mi vida, desde entonces todo cambió y pude volver a creer en el amor gracias a ella, me aceptó con mis demonios y mis defectos, ayudándome a salir del alcohol y dejando atrás mi pasado.

Hay veces en que la extraño de una manera sobrenatural y lo único que se me cruza por la cabeza es beber hasta olvidar que ya no la tenía, pero ni siquiera así podía olvidarla. Pero cuando veía a Nati y su perfecta sonrisa,olvidaba todo y volvía esa paz que tanto necesitaba, su amor me había sacado adelante.

La quería, sí, la quiero y mucho. Llevamos juntos casi dos años de relación y yo estaba feliz de tener a una mujer tan dulce y asombrosa como Natalie, Dios hizo bien en ponerla en mi camino.

La melosa y suave voz de Nati me sacó de mis pensamientos, alcé la mirada encontrándome con su perfecto perfil.

Me levanté sacudiendo un poco mi pantalón, le ayudé con sus cosas y salimos de allí encaminándonos hacia mi auto, abrí la puerta ayudándola a entrar y luego me subí al piloto.

{....}

-¿Cómo me veo? -giró dando una vuelta completa. Mordí mi labio al verle, se veía jodidamente sexy con aquel vestido de lentejuelas.

Agarré su cintura pegándola a mi cuerpo y bajé mis manos a su trasero apretando suavemente.

-Te ves preciosa, sensual, jodidamente sensual -susurré contra sus labios. -Aunque ya lo eres, pero siempre estás despampanante -deposité un casto beso en sus labios, finalicé el beso con una mordida en su labio inferior.

-Joder Bieber -rió mordiendo su labio. -Es mejor que nos vayamos ahora. De lo contrario, perderemos el tiempo en otras cosas -hizo pequeños círculos en mi pecho.

-Tienes razón preciosa -besé la comisura de sus labios. -Los chicos están esperándonos -asintió con la cabeza, tomó su bolso y salimos de la casa.

Bajamos del auto tomados de la mano y entramos al pequeño bar que mayormente frecuentamos los jueves, la música resonó en nuestros tímpanos cuando nos adentramos y divisé a los chicos en una esquina bebiendo y riendo fuertemente.

-¡Ehhh Justin, Natalie! -gritaron por encima de la música al vernos. Les sonreí y me agaché para saludar a cada uno, Natalie también hizo lo mismo.

-Joder tío -abracé fuertemente a Chris dándole algunas palmadas en su espalda. -Se te extrañó por acá -me separé sonriendo y sentándome al lado de Nati.

-Yo también los extrañé a todos ustedes -sonrió de lado bebiendo un sorbo de su martini. -Pero estoy de regreso y hay que celebrar por eso. Yo invito -ofreció.

Un camarero se acercó a nosotros con una bandeja dejando una botella de tequila, vasos para todos y limones cortados en pequeños pedazos.

—Bien —vertió tequila en su vaso, Chaz. —¿Por qué brindaremos? —alzó una ceja.

—Alguien tiene que que brindar por algo, ¿quién lo hará? —habló Ryan.

Camila levantó su mano algo emocionada y sonrió ampliamente mirándonos a todos.

—Yo brindaré —rió bajo. —Quiero brindar porque Chris ya está aquí, porque se vienen unas pequeñas vacaciones y porque Chaz y yo nos casamos en pocos días —se inclinó besando tiernamente a Chaz. Reímos al verlos tan acaramelados, hacían una muy buena pareja y se adoran. —Y por último... ¡alguien muy especial estará nuevamente con nosotros! —alzaron sus tragos y se lo bebieron de un solo sorbo tomando cada uno un pedazo de limón.

Nuevamente caí en mis pensamientos, ¿a quién se refería Camila? Podría ser... No, imposible. Es muy poco probable que estuviese aquí, aunque moría por aclarar mis dudas y joder, igual la volveré a ver. Es demasiado obvio que estará en la boda de su mejor amiga, mierda, mierda.

Estará allí y no sabré cómo controlarme cuando la vea, no estoy preparado para volver a verla, porque aún muero por tenerla en mis brazos.

Sacudí mi cabeza dejando a un lado todos mis pensamientos un tanto absurdos, tomé otro trago de tequila y me dirigí hacia la pista de baile con Nati.

Bailamos algunas canciones por un buen rato, joder, amaba la forma en que bailaba y le hacía ver tan sensual, que provocaba llevarla al baño y hacerla mía allí mismo.

Así pasamos toda la noche con los chicos, divirtiéndonos, bebiendo,bailando y contando chistes, como solemos hacer todos los jueves. Y a eso de las una de la madrugada, regresamos a casa.

Lo que un día fue » Justin Bieber ➳Editando.Where stories live. Discover now