Elentari: La leyenda de una princesa

Capitulo 6 - La espada

Al siguiente día, por la mañana cuando apenas empezaba a salir el sol, el hechicero estaba algo molesto porque veía que el chico no se levantaba aún. Entonces se acercó a él y le lanzó una cubeta de agua en la cabeza.

—Levántate ya es muy tarde— Dice con un tono algo molesto.

—Oiga ¡¿Qué le pasa?! estaba durmiendo— exclamó mientras se soba la cabeza y tiembla ya que el agua estaba muy fría.

—Eso te sucede por ser un holgazán— dice mientras da un risa sarcástica.

—Quiero saber que pasa después.
El hechicero simplemente camina hacia la puerta y sale de la casa, el chico al ver esto lo sigue y dice
-—Por favor cuénteme lo que pasa.

—Hay muchas cosas que debes aprender, eres un chico muy inteligente...— El hechicero dice mientras observaba las montañas que estaban cubiertas con una espesa niebla.

El chico al escuchar esto algo intrigado comienza a pensar "¿Qué tiene que ver esto?" después de eso al atardecer el hechicero y el chico comenzaron su viaje al bosque ya que quería mostrarle algo importante y especial.
—Te mostraré un lugar que es especial para mí— dice el hechicero mientras camina hacia el bosque.

En ese momento el chico dice algo intrigado
—¿Por qué quiere que lo acompañe? y ¿Qué tiene que ver todo esto?— El hechicero al escuchar eso se acerca a él y lo mira.

—Un día yo también estuve como tú, se que se siente ver cómo se llevan a tu amada, yo también me adentre en el bosque para buscarla, la diferencia es que yo no lo pude lograr
«aún recuerdo la última vez que la vi, era tan hermosa.... Lamento no haber podido salvarla de aquella bestia— dice el hechicero con una voz algo temblorosa y después dió un suspiro.

El chico al ver esto se comenzó a sentir mal por él.

—Tranquilo, se que lo que vivió estuvo muy feo pero a veces las malas experiencias nos enseñan cosas y nos hacen más fuertes— dice Eldar con una sonrisa en su cara.

—Lo sé, a pesar de lo que sucedió he aprendido a ver la vida de una manera diferente, pero ¿sabes? quiero ayudarte para que no cometas los mismos errores que yo.

—Me parece genial— exclamó.

Después de un rato, ya por la tarde Eldar y el hechicero habían pasado un rato caminando por el bosque.

—llevamos caminando bastante tiempo, ¿a qué hora llegaremos?— Dice el chico mientras se sienta en una roca y bebe un poco de agua.

—Ahí es— señala a un templo que estaba entre los árboles, era un pequeño templo antiguo que estaba destruido y lleno de musgo.

—¡wow!— exclamó el chico —¿Qué lugar es este?— Dice mientras voltea a ver a su alrededor con asombro.

—Es el templo del lirio donde está guardada la espada que utilizaba y los escritos del fallecido dios Belenus, dios del gran poder.

Eldar sorprendido caminó hacia la puerta de aquel templo.
Cuando ya estaban dentro el hechicero comenzó a contarle varias anécdotas de sus viajes y experiencias que tuvo en el pasado

"Un día estaba caminando por un gran bosque lleno de nieve, en donde se encontraba el gran dragón de Dryadalf dios de dioses de la antigua tierra de Lilium"

El chico se notaba un poco más interesado en aquellas anécdotas.
En ese momento los dos entraron a una habitación que se veía iluminada por una color turquesa, y en el interior una enorme espada de metal con diamantes de diferentes colores incrustados y alrededor un escudo mágico que protegía la espada de cualquier bandido que quisiera robarla.

—Hemos llegado—
El chico emocionado corrió a querer tomar la espada, el hechicero al ver esto lo detuvo.
—¡No!— exclamó —Si haces eso podrías quedar muerto.
—Pero entonces ¿Para qué hemos venido?
El hechicero camina hacia la espada y la toma.
—Solo yo puedo tomarla, porque está protegida de una manera en que ninguno pueda tocarla.

En ese momento se acerca al chico y pone la espada en sus manos

—Desde este momento la espada que contiene el alma de Belenus es tuya, cuídala y úsala con sabiduría pero por ningún motivo se la des a alguien más.
El chico sorprendido tomó la espada, no dejaba de mirarla con gran asombro.

—Muchas gracias maestro, la cuidaré y usaré con sabiduría— dice mientras la guarda.

—Solo hay un problema, si la sueltas perderás todo su poder hasta que la vuelvas a tomar.

—Entonces no la soltaré, la mantendré conmigo, la usaré para derrotar a todos mis enemigos y a todos aquellos que intenten hacer daño a la princesa— exclamó Eldar.

En ese momento los dos salieron del templo y empezaron su camino por el bosque para rescatar a la princesa Brigid.