En el fin del mundo [Higuel] [Pausado]

Sobrevivientes: "Los Rivera"

El día que todo comenzó para Miguel, fue uno de esos días tranquilos, corrientes, como cualquiera en la vida de los Rivera. El moreno se encontraba en la zapatería trabajando junto a su familia. Todo iba bien hasta que sin previo aviso las máquinas se apagaron y todo fue envuelto en un extraño silencio. El silencio que anuncia la calma que precede a la tormenta.

Nadie dentro del taller sabía lo que estaba pasando hasta que a mamá Elena se le ocurrió encender un pequeño radio a baterías.

—«Se han reportado varios ataques terroristas en distintos puntos de la Ciudad de México»
—«Informes de ataques violentos han sido presentados a lo largo de todo el país»
—«Las Naciones Unidas llaman a la calma. La ayuda está en camino»

Miguel se dio cuenta de inmediato que lo que fuera que estaba pasando no había comenzado ese día, llevaba varios días ocurriendo y al parecer el caos había sido incontrolable y había terminado por llegar a su pequeño pueblo.

—«La entrega masiva de suministros básicos fue suspendida hasta nuevo aviso. Hospitales, escuelas, estaciones de bomberos y comisarías estarán encargados de resguardar heridos y proporcionar agua, comida y recursos básicos a quien lo necesite»

¿Por qué no se habían enterado de todo eso antes? Estaba bien que fueran un poco desconectados, pero Miguel no recordaba haber visto nada de eso por la tele, ¿Hasta ahora informaban de lo jodido que estaba todo? Miró a su familia buscando respuestas, pero al parecer estaban todos igual de perdidos y asustados.

—Tenemos que organizarnos y conseguir lo básico —mamá Elena lideró a la familia como siempre.

—Si —todos respondieron al instante.

—Hombres. Vayan por agua y comida —miró al grupo de hombres compuesto por Abel, Enrique, Marco, Miguel, Berto. Franco al igual que Benny y Manny se quedaría en casa, ya que por su edad no era seguro que salieran sin saber a qué se enfrentaban.

—Mujeres, nos encargaremos de organizar la comida y cerrar las entradas —mamá Elena terminó de dar órdenes—, vayan con la virgencita— hizo una señal en lo alto bendiciéndolos a todos.

Cuando salieron Miguel entendió al instante porqué en la tele no había visto nada.

Pánico. La gente había entrado automáticamente en estado de pánico y había comenzado a sembrar el caos por sí misma.

Recorrieron Santa Cecilia divididos en dos grupos y reunieron la mayor cantidad de cosas que pudieron conseguir sin incurrir a la violencia o a algún acto ilícito.

Las mujeres mientras tanto cerraron las puertas, cubrieron las ventanas, organizaron la comida y objetos de necesidad básica y esperaron a que Dios los protegiera.

Pudieron sobrevivir sin problemas dos meses sin necesidad de recurrir al exterior. Pero los recursos son limitados, y terminaron por agotarse.

Sin agua y sin comida los hombres se vieron obligados a salir a buscar nuevamente. Enrique, Abel, Marco y Miguel fueron los primeros Rivera en ver el verdadero horror que había fuera. Lo que vieron la primera vez que salieron no era nada comparado a como estaba todo fuera de su refugio.