O7. Temperamental.*

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Inclusive algo como la luz que se colaba por la ventana era capaz de causarle una de las mayores molestias en su día. 

Louis se levantó, ceñudo, y de mal humor, nada fuera de lo normal. 

Logró sacarse de encima a Harry con algo de dificultad, refunfuñando entre dientes sobre qué intenso estaba el calor,  lo mucho que la toalla sanitaria le molestaba y sobre cuánto odiaba a todo el mundo bajo aquellas circunstancias. El rizado siguió durmiendo con toda la paz del mundo reflejada en sus bonitas facciones, y era algo que Louis envidiaba totalmente. El cómo Harry podía dormir de cualquier manera, pasara lo que pasara fuera de su precioso sueño. Él, en cambio, ante el más mínimo ruido proveniente del exterior, se despertaba, y conciliar el sueño de nuevo era una odisea.

Louis usaba unos shorts cortos que normalmente no se ponía, ya que en su condición normal, no solía sufrir de calor. Era más friolento que la mierda, y una de las razones por las que amaba haber dejado Doncaster y haberse mudado a Los Ángeles, era el sol, el clima playero de algunas zonas y demás. Aunque solía hacer frío de noche, pero él seguía sin quejarse, ya que en comparación, no era nada. Una camisa que le quedaba un poco apretada, marcando las curvas de su cintura. Tampoco era partidario de usar esas cosas para dormir. En realidad, en pocas ocasiones usaba sus propias cosas para dormir. Los suéteres de Harry eran su pijama por excelencia. 

Pero el castaño había descubierto, entre tantas cosas que implicaban tener el período, que el calor sofocante podía hacerse presente en más de la mitad de los casos, y cuando no era así, lo reemplazaba un frío que podría hacerte temblar hasta los dientes. 

En fin, Louis estaba de terrible humor. 

Se desvistió casi con violencia, tirando las prendas en el piso del baño.  

Se observó a si mismo en el espejo, mordiendo su labio inferior. Tenía la piel tostada, acaramelada. Se había vuelto su color natural desde que vivía ahí, así que. Sus clavículas eran delicadas, marcadas al punto de rozar la vulnerabilidad. Tenía restos de lo que habían sido las marcas que Harry le había dejado con anterioridad, cosa que ya se le había vuelto costumbre. Su cintura era sorprendentemente estrecha para ser un chico, había que admitirlo, aunque eso jamás le había molestado del todo. El abdomen sutilmente marcado, no llegando a lo extremo. 

Lucía cansado, con las ojeras bajo sus ojos azules, pequeños. Sonrió, experimentalmente, haciendo aparecer las pequeñas arrugas que toda la vida los habían acompañado, aunque se veían un poco más pronunciadas gracias a las ojeras. Soltó un suspiro frustrado ante el descubrimiento, más tarde para darse cuenta que tenía un grano justo en el medio de sus cejas. 

No podía ser peor, en serio. 

Entre pequeños gruñidos, decidió lo más sano para su salud mental, y meterse a la ducha con más rapidez. El agua fría lo estremeció por completo, pero no se podía quejar. Estaba mucho más relajado que minutos antes. 

Salió del baño con el boxer puesto de una vez. Experiencias de hacia pocos días le habían enseñado que no se puede salir desnudo de la cintura para abajo cuando tienes el periodo.

Sin embargo, aún después del baño, Louis aún tenía un inexplicable mal humor

Parecía haber desarrollado un odio extremo a cualquier estímulo del exterior que pudiese perturbar el silencio de la sala. 

El tráfico en California era común. Era normal para ellos escuchar bocinas siempre que estaban en su departamento, ya era una costumbre. Dígamos que al parecer ese día,  Louis lo había olvidado. 

Harry, que se había levantado mientras Louis se duchaba, pudo notar de buenas a primeras que no era un buen día para el muchacho de ojos azules, por lo que (muy inteligentemente) había decidido darle su espacio, y se hallaba sentado en la mesa, tomando café mientras veía algo de televisión. Notaba a su novio presionándose el tabique de la nariz con el dedo pulgar e índice, probablemente teniendo una pequeña jaqueca en ése momento, cuando justo en frente del edificio dónde ambos vivían se desataba una pequeña pelea entre dos conductores, que tocaban las bocinas de los autos, y se gritaban un par de improperios no muy censurados.

(Louis)e {Larry Stylinson} (MPREG) E D I T A N D ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora